El jugador de los Magic de Orlando Dwight Howard (i) trata de evadir a Glen Davis (d) de los Celtics de Boston en el partido que los enfrentó ayer. | Efe

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La dureza utilizada por el pívot Dwight Howard y los jugadores de Orlando Magic le costó al ala-pívot Glen Davis y al base-escolta Marquis Daniels, de los Celtics de Boston, sendas conmociones cerebrales en el quinto partido de las finales de la Conferencia Este, que perdieron por 113-92.

La primera se dio antes de concluir el tercer periodo y la segunda nada más comenzar el cuarto, como consecuencia de un codazo brutal de Howard y un choque de dos jugadores de los Magic contra Daniels, respectivamente.

Ambos jugadores tuvieron que abandonar el campo y al concluir el partido ninguno de los dos quiso hablar sobre las acciones de los jugadores de los Magic y la actuación «permisiva» de los árbitros por consejo del entrenador de los Celtics, Doc Rivers, para no complicar más la situación del equipo.

Antes que se diesen las bajas de Davis y Daniels, en el segundo cuarto ya había sido expulsado por doble falta técnica, el pívot Kendrick Perkins.

El mejor jugador defensivo de los Celtics vio como los árbitros le pitaron una falta inexistente antes de concluir la primera parte por su marcaje al pívot estrella de los Magic, Dwight Howard, el verdadero verdugo de los Celtics, y tras protestar airadamente le costó la segunda falta técnica y la expulsión.

Perkins ya había recibido la primera en una doble sanción para él y el pívot polaco Marcin Gortat.

«No creo que se mereciese ninguna de las dos, pero se las cargaron», comentó Rivers.

El problema para Perkins es que llegó a las siete faltas técnicas en lo que va de la fase final y de acuerdo a la reglamentación de la NBA eso conlleva la suspensión automática por un partido, por lo que no podrá jugar el sexto si la liga no revisa las jugadas y decide quitarle al menos una de las faltas.

Mientras Perkins era expulsado, Howard no sólo jugaba al baloncesto sino que también se dedicaba a llevarse por delante con sus codos y músculos a todo lo que pillaba en su camino, ante la vista gorda de los árbitros.

La permisividad del juego duro, agresivo y violento de los Magic por parte de los árbitros generó que antes que concluyese el tercer periodo Davis protagonizase la imagen más dramática y peligrosa del partido.

El ala-pívot de los Celtics en una jugada defensiva quedó tendido en el suelo boca arriba, sin apenas reaccionar, cuando lo intentaba no podía mientras el juego continuaba en campo de los Magic.

El propio entrenador de los Celtics, Doc Rivers, le gritaba que se levantase y se fuese a seguir la jugada, Davis se incorporó a medias para resbalar con su propio sudor y caer de nuevo.

Davis al fin pudo levantarse y cuando estaba incorporado comenzó a irse para todos los lados desorientado hasta que el árbitro Joey Crawford lo tuvo que sujetar antes que volviese a caer.

Ahí fue cuando se paró el partido, los cuidadores de los Celtics lo atendieron y al final tuvo que abandonar el partido con una fuerte conmoción cerebral, producto de un codazo brutal de Howard, como mostró posteriormente las cámaras de televisión y que los árbitros ni se inmutaron.

Por si lo anterior no había sido suficiente otra entrada a duo del alero Rashard Lewis y Gortat generó que Daniels también quedase tendido en el suelo con conmoción cerebral en el cuarto periodo.

La única respuesta que tuvo Howard para sus acciones fue que sentía lo sucedido y no era agradable ver a un jugador en las condiciones que quedó Davis.

«Nunca deseas ver a alguien en ese estado, especialmente a un amigo, que pierda el control», declaró Howard sin hacer ningún comentario a la dureza con la que maneja los codos bajo los aros.

Davis concluyó el partido con cuatro puntos y un rebote en los 19 minutos que estuvo en el campo.

Rivers fue categórico cuando dijo que el jugador había quedado completamente noqueado y tendría que ser examino el jueves por los doctores del equipo.

«No se que tipo de pruebas le van a hacer a Baby», declaró Rivers mientras movía su cabeza en todo de desaprobación por todo lo que había sucedido en el campo. En estos momentos sigue un poco delirante».

Davis no quiso hablar cuando abandonó el vestuario, pero dijo sentirse bien y listo para el próximo partido.