Panorámica de la iglesia de Santa Creu durante el funeral por Tolo Calafat. | Pere Bota

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El descanso en paz en las nieves eternas del Annapurna ha inmortalizado el recuerdo de Tolo Calafat. El multitudinario adiós al alpinista mallorquín copó la iglesia de la Santa Creu de Palma e incluso sus aledaños se llenaron de gente. El respeto y una innumerable cantidad de flores presidían un funeral al que asistieron amigos, compañeros, allegados y los representantes institucionales de las Islas, que hicieron extensibles las condolencias de los ciudadanos a la familia. Una familia que aguantó estoicamente una despedida en la que los asistentes entremezclaban la rabia, el dolor y el común denominador de la sonrisa de Tolo en sus recuerdos, su altruismo y un carácter que le permitía hacer que todos los que le conocen presuman de haberle tenido como amigo.
En la calle costaba un mundo hablar de él en pasado, porque la cercanía de su carácter obligaba a recordar su gran fondo y su mejor corazón, que dejó de latir a miles de kilómetros de su querida Mallorca. El funeral fue la constatación de la despedida de Tolo y el momento de la imperiosa premisa de arropar a los que se quedan. Su esposa, Marga, y sus hijos, Andreu y Miquel, deben ser la prioridad de los que realmente siempre han querido lo mejor para Calafat. Ni el desconocimiento, ni los dedos acusadores, ni las dudas, ni las conjeturas devolverán a Tolo a los suyos. No hay nada como intentar ponerse un segundo en el lado de los que sufren para entender lo que necesitan: apoyo. Los asistentes tuvieron claro el mensaje al ver el estado de ánimo de sus familiares.
El gesto de su viuda, su hermana, sus grandes amigos Toni Contestí y Pere Joan Calafat y sus cuñados y todas las cabezas gachas encogía el corazón.
El president del Govern, Francesc Antich, encabezó una representación institucional en la que cabe destacar la presencia de la presidenta del Consell, Francina Armengol; el delegado de la Presidència per a l'Esport, Diego González; la alcaldesa Aina Calvo, y el presidente del PP balear, Juan Ramón Bauzá. Esta vez el consenso no tenía discusión. Las instituciones están al servicio de la familia.
También la familia atlética y la familia del ciclismo despidió a Calafat. Tòfol Castanyer, Miquel Capó, Toni Peña, Pau Verd, entre otros muchos, estuvieron cerca de la familia, donde hay que estar.