La saltadora española Ruth Beitia sonríe después de ganar la medalla de plata en la final femenina de salto de altura en los Mundiales en pista cubierta de Doha. | Efe

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Ruth Beitia dio a España la primera medalla en los Mundiales en pista cubierta de Doha al colgarse la de plata con un salto de 1,98 metros, el mayor éxito de su larga carrera deportiva, en la que ya tenía dos platas europeas y un bronce mundial, siempre bajo techo.

Como había anticipado, la croata Blanka Vlasic se mostró inaccesible (2,00), pero la cántabra no renunciaba de antemano a nada y terminó alzándose con el segundo puesto en una final a la que sólo faltó, de las grandes, la alemana Ariane Friedrich, lesionada.

Beitia había demostrado el viernes su buena forma al superar la marca de calificación (1,92) a la primera y llegaba a la final en busca de una medalla sin desdeñar la de oro. «*Por qué no? Vlasic es humana», se preguntaba la víspera.

Beitia es una de las cinco atletas que ha superado este año los dos metros, y dos de ellas, Ariane Friedrich y Meike Kroger (eliminada) no estaban en la final.

Con la misma selección que Blanka Vlasic, la española empezó en 1,87, continuó con 1,91 y cometió su primer fallo en 1,94, aunque lo superó a la segunda. Con la barra en 1,96 necesitó otros dos intentos. Solo cuatro lo saltaron, pero ella era la cuarta.

El podio se iba a seleccionar en 1,98, altura que la plusmarquista española saltó a la primera, aunque rozó el listón. La rusa Svetlana Shkolina no pudo con esa marca y la medalla para Beitia quedaba a buen recaudo. Faltaba por saber de qué metal.

En los dos metros justos, su marca de este año, Beitia pidió palmas de apoyo al público pero falló las tres veces. Cuando derribó la estadounidense Chaunte Howard, Beitia pudo disfrutar ya de la medalla de plata.

La cruz de la jornada estuvo a cargo de Diego Ruiz, campeón de España de 1.500, que sucumbió al ritmo africano en la final de 1.500 metros y llegó el último a la meta, a 60 metros del vencedor, el etíope Deresse Mekonnen, que revalidó el título en 3:41.86.

El burgalés, desconcentrado por haber perdido la acreditación pocas horas antes, no estuvo nunca en carrera. El keniano Haron Keytani rompió la carrera al paso por el 500, y cuando Mekonnen atacó a tres vueltas del final, Diego perdió contacto con el grupo y llegó claramente descolgado, noveno en 3:52.45.

Luis Alberto Marco, subcampeón de Europa de 800, se metió en la final con sorprendente facilidad. Tomó la cabeza en la segunda semifinal y nadie le atacó. Cuando lo hicieron en la última vuelta, respondió con solvencia para ganar en 1:51.05. En la final, con los deberes hechos, promete no ser «un mero espectador».

El balear David Bustos, de 19 años, se quedó a las puertas (cuarto) de la carrera por las medallas pese a hacer marca personal en la primera serie (1:47.05). A la final pasaban directamente los tres primeros, sin opción a la repesca.

Angel David Rodríguez cerró su participación en 60 lisos con una marca de 6.69 que le dio el sexto puesto en la primera semifinal, dominada por el británico Dwain Chambers, actual subcampeón mundial, con 6.51.

«El Pájaro» consiguió el viernes una victoria en series que ningún otro velocista español ha logrado en 13 ediciones de los campeonatos, pero quería ser el primer finalista y, tal vez, batir el récord de España de Venancio José Murcia (6.58), pero ni lo uno ni lo otro. Tenía la cuarta marca de los contendientes y sólo pasaban los dos primeros.