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La cantera mallorquina sigue progresando. Dentro y fuera de la Isla. Y uno de los mejores ejemplos se esconde tras la evolución de Juan Carlos Sánchez (Calvià, 1987), que lleva ya varios años pidiendo paso en las categorías inferiores del Villarreal, donde ejerce como uno de sus principales reclamos. Tras pasar por las filas del Mallorca y del Platges de Calvià, el portero balear hizo las maletas a los 15 años (temporada 2003-04) para trasladarse a Castellón y desde entonces no se ha detenido. Hace unas semanas el club amarillo renovó la confianza en su juego ampliándole el contrato hasta 2014 y el pasado fin de semana se erigió en uno de los grandes protagonistas de Segunda División al detener un lanzamiento de penalti de Óscar Sánchez (Murcia) y su posterior repetición.
Con respecto a esa acción, Juan Carlos no le da mucha importancia, aunque reconoce que es un hecho curioso. «No me había pasado nunca. Cuando paré el primer sentí un alivio enorme, pero cuando vi que el árbitro mandaba repetirlo quería que me tragara la tierra. Afortunadamente, volvió a salir bien», subraya satisfecho.
El mallorquín, que el 13 de abril de 2008 debutó en Primera ante el Almería después de que fuera expulsado Diego López, ya sabe incluso lo que es sentarse en el banquillo durante un partido de Champions (Pellegrini le citó en un duelo a domicilio contra el Benfica) y su próximo gran reto es aterrizar en el primer equipo amarillo, algo que podría hacerse realidad la temporada que viene. «Me encantaría dar el salto porque trabajo para eso», sentencia.
Sánchez siempre admiró el juego de Cañizares y seguro que el domingo, cuando el manchego le dedicó todo tipo de elogios en una televisión nacional, esbozó una sonrisa enorme.