Los jugadores del Betis festejan su primer gol ante un Miquel Àngel Moyà abatido. Foto: JAVIER BARBANCHO

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Dos colistas han alterado el destino del Mallorca. Lejos de aprender de los errores, el grupo de Manzano vuelve a tropezar de nuevo con la misma piedra, a firmar su segundo bochorno consecutivo y a resucitar a otro cadáver. Con una desidia que asusta, una falta de concentración enorme y una defensa de papel, el conjunto isleño cayó con estrépito en el Ruiz de Lopera ante un Betis que sumaba 7 meses sin ganar en su estadio y que celebró por todo lo alto su primera victoria de la temporada. El conjunto de Chaparro le zarandeó con ira durante los noventa minutos y destapó con crueldad todas las carencias de un equipo que da síntomas de estar cogido con alfileres. Esta vez la charla del técnico en el descanso no alteró los biorritmos de un Mallorca que parece empeñado en meterse de lleno en problemas justo cuando el horizonte parecía despejarse (3-0).

Manzano llenó de cemento la sala de máquinas, con Martí y Cléber Santana como albañiles. Detrás de esa tapia, una línea de tres con Varela y Castro en los costados y Jurado por detrás de Webó. Es curiosa la situación del Chori, con quien Manzano parece no tener término medio: o juega de titular o no cuenta para nada. Sin embargo, el primer minuto del encuentro fue suficiente para alterar el guión de la previa. Una vez más, el Mallorca saltó al campo con su torrija habitual y, antes de desperezarse, ya iba por detrás en el marcador. Fue tras un voleón de Mehmet Aurelio a Damià, escorado en la diestra. El extremo catalán se aprovechó de la siesta de Corrales para entrar en el área con la facilidad que abre la puerta de su casa y fusilar a Moyà (min. 1).