Cati Pol y Julia Madaña se dan la mano durante la final femenina de voley playa. Foto: CHEMA MOYA

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Efe|ALMERÍA
Los XV Juegos Mediterráneos empiezan a hablar mallorquín. La delegación balear cosechó ayer cuatro medallas, aunque el oro sigue resistiéndose. Moisés Sánchez (lucha), Nuria Vega (tiro) y Cati Pol (voley playa) se colgaron la plata y el luchador Vicente Lillo accedió al último peldaño del cajón y se hizo con una medalla de bronce de elevado valor. Por su parte, María Fuster volvió a ser protagonista en la competición de natación y fue quinta en la final de 100 libres (56.23), precediendo a Tatiana Rouba (56.59).

Marco Rivera no tuvo fortuna y con el relevo de 4x200 se le volvió a resistir el podio una vez más. En vela, dentro de la clase 470, Marc Patiño y Omar Juan son undécimos, con 22 puntos en su casillero particular. La más madrugadora fue Nuria Vega. En carabina con aire comprimido 10 metros, la mallorquina, pese a que realizó una mejor serie en la final que Sandra Graziotin, no pudo superar en el cómputo global a la italiana, que había obtenido una puntuación superior en la clasificatoria. La medalla de bronce fue para la serbia Aranka Binder.

Esta medalla premia la progresión de una de las más firmes esperanzas del tiro olímpico español de cara a los Juegos Olímpicos de Pekín. Por su parte, la lucha sigue evolucionando y los chicos de Eusebio Capel empiezan a colgarse medallas. El mallorquín Moisés Sánchez sufrió la maldición de muchos deportistas españoles, al perder una final, en su caso la de 66 kilos de lucha grecorromana. Sánchez, olímpico en Atenas y bronce en los últimos Europeos, cayó en el combate definitivo ante el turco Selcuk Cebi y vio fugarse el sueño del oro mediterráneo.