Bartolomé Cursach, en una imagen de archivo; el empresario del ocio abandona el Mallorca un año después de ingresar en el consejo.Foto: JOAN TORRES

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Era el 21 de agosto de 2003. El Real Mallorca SAD cerraba una histórica ampliación de capital. La figura de Bartolomé Cursach emergía sobre el resto, porque el empresario del ocio se iba a convertir en el máximo accionista del club controlando el 40% de los títulos. Apenas un año más tarde, Cursach ha pactado la venta de sus acciones al resto de consejeros, anunciando su salida de la entidad. «Se lo prometí a mi familia», explicó ayer. Cursach poseía el control sobre un total de 6 millones de euros, entre sus acciones y las que controlaban personas vinculadas a su entorno -Joan Tolo Seguí, Mateu Palmer y Sonia Cursach-, pero el pasado 14 de octubre ya advirtió su intención de deshacerse de esos títulos. Acababa de llegar, pero la familia le sugirió que abandonara el Mallorca ante el goteo de críticas que estaba recibiendo. «Esta salida estaba pensada desde octubre, no es algo nuevo», recordó ayer. El empresario tenía previsto entregar esas acciones a manos indígenas y así se lo había comunicado al consejo de administración, que ha sido el destinatario final de esos títulos. De los 6 millones de euros que Cursach manejaba, cuatro serán adquiridos por consejeros y dos se destinarán a una ampliación de capital dirigida a los socios del Mallorca.

«Quiero dejar claro que mi marcha no está vinculada a una mala relación con Alemany, eso es mentira». Pese a que el distanciamiento entre el máximo accionista y el presidente Mateu Alemany era un secreto a voces -empleados del club y medios de comunicación lo conocían-, Cursach insiste en explicar que su despedida se produce porque «no me siento cómodo siendo el ojo del huracán». Lo cierto es que el primer paso que hizo el club fue cancelar el último préstamo que Cursach le había concedido, que ascendía a 1.8 millones de euros. Posteriormente, el resto de consejeros se citaron el pasado lunes para masticar la propuesta del empresario de que ellos mismos se repartieron su paquete de acciones, y por eso Cursach no accedió a esa reunión: «No fue un consejo de administración, que quede claro, sino una reunión en la que yo no quería intervenir por una cuestión de ética».

De esa cónclave salió una resolución: el resto de consejeros asumirían ese 40% de títulos. Ahora sólo falta por determinar quién será la cabeza visible, porque en caso contrario el grupo Zeta volvería a ser el accionista mayoritario del club, ya que posee un 20% de las acciones. Todas las miradas se dirigen ahora hacia Vicenç Grande. «Es el mejor momento para dejarlo, porque el Mallorca no tiene ninguna deuda y tiene una salud económica envidiable. Tiene al mejor presidente, al mejor gerente y al mejor secretario técnico y mi marcha no va a suponer ningún trauma», aseguró ayer Cursach a este diario. Así, más que una marcha dolorosa ha sido un simple traspaso de poderes, porque los gestores del Mallorca siguen siendo los mismos y porque la gran mayoría de los rostros del consejo de administración siguen siendo mallorquines. Vicenç Grande es ahora la nueva referencia del Real Mallorca SAD. El empresario mallorquín, que aportó en su día 1 millón de euros -adquiriendo el 8% del paquete de acciones del club isleño-, podría estar dispuesto a comprar parte de los títulos de Bartomeu Cursach para convertirse en el accionista mayoritario de la sociedad anónima mallorquinista. De momento, todavía nadie ha dado un paso al frente, pero es probable que Grande lo haga.