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JOSE ANTONIO DIEGO (EFE)
La selección española de atletismo perdió en Edmonton una medalla con respecto a Sevilla pero obtuvo, a cambio, la mejor clasificación por puestos de toda su historia: un quinto puesto que augura grandes éxitos en los campeonatos de Europa de 2002. La clasificación que mide el potencial de un país en el atletismo situó a España sólo por detrás de cuatro grandes imperios "Estados Unidos, Rusia, Alemani y Kenia", empatada en el quinto puesto con Etiopía y por delante de países de enorme tradición atlética como Cuba, Gran Bretaña, Polonia, Italia o Francia.

Faltó una medalla de oro para rematar el éxito español en Edmonton, aunque las platas de Marta Domínguez (5.000) y de Jesús Angel García Bragado (50 km. marcha) merecen ribetes de oro por la calidad de sus adversarios. Marta Domínguez se convirtió en la primera mujer española de origen que gana una medalla en unos campeonatos del mundo, ya que las anteriores pertenecen a Sandra Myers, nacida en los Estados Unidos, y Niurka Montalvo, originaria de Cuba. Montalvo no pudo revalidar su título mundial de longitud, pero se aferró al podio y confirmó su solidez con una medalla de bronce que colmó sus aspiraciones en su actual estado de forma, aunque no renuncia a conseguir una gran marca en los mítines que cierran la temporada.

La marcha volvió a ser fuente de metales para España. En Edmonton resucitó el madrileño Jesús Angel García Bragado, que había contado por fracasos sus actuaciones en los Juegos de Sydney y en los Mundiales de Sevilla. García Bragado es el único atleta español que ha logrado tres medallas en campeonatos del mundo. Venció en Stuttgart´93 y ha sido subcampeón en Atenas´97 y Edmonton´01. Su medalla de plata cubrió la decepción de Paquillo Fernández, retirado en la prueba de 20 km, y puso brillo metálico a los quintos puestos de María Vasco y David Márquez y al sexto de Valentín Massana.

El prestigio de la escuela española de medio fondo quedó a salvo con la exhibición de la palentina en 5.000 y las notables actuaciones de Luis Miguel Martín y Antonio Jiménez en 3.000 m. obstáculos (cuarto y sexto); Reyes Estévez y José Antonio Redolat en 1.500 (quinto y sexto) y Alberto García en 5.000 (quinto). España ofreció en fondo las dos caras de la moneda. Fabián Roncero y José Ríos (quinto y sexto) estuvieron hasta el final con los africanos, un hecho insólito, y los maratonistas fracasaron estrepitosamente con la única excepción de Oscar Fernández, decimoquinto. Abel Antón y Martín Fiz, que asistieron al fiasco como espectadores desde España, fueron recordados con nostalgia.