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Más de treinta mil turcos contra cinco valientes del Mallorca. Tiene mérito, aunque lo vieron desde el palco por deferencia del club balear. El infierno del Ali Sami Yen no decepcionó. Millares y millares de gargantas enfervorizadas no concedieron tregua alguna. La hinchada del Galatasaray dejó claro lo que es la presión ambiental y acumuló horas y horas animando a un equipo que no precisaba de gran ayuda tras la renta que se labró en Son Moix. Pese a que la eliminatoria estaba totalmente sentenciada, la afición local no se detuvo un solo instante de animar a sus futbolistas y festejaron a lo grande "antes y después del partido" el pase de su equipo a las semifinales de la UEFA Cup por primera vez en su historia. También fue grande el dispositivo policial que desplegaron las autoridades de Estambul, para evitar cualquier tipo de incidente.