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ESPAÑA (9+11+26+21): Pau Gasol (16), Rudy Fernández (11), Navarro (4), Calderón (14) y Marc Gasol (11) -equipo inicial-, Sergio Rodríguez, Reyes (2), San Emeterio (0), Llull (7) e Ibaka (2).

12 de 33 en tiros de dos puntos, 9 de 23 en triples y 16 de 22 en tiros libres. 37 rebotes (29 defensivos y 8 ofensivos) y 19 faltas personales.

RUSIA (12+19+15+13): Shved (2), Kaun (14), Khryapa (2), Ponkrashov (10) y Kirilenko (10) -equipo inicial-, Mozgov (4), Fridzon (8), Antonov y Monya (9).

16 de 34 en tiros de dos puntos, 7 de 27 en triples y 6 de 12 en tiros libres. 36 rebotes (26 defensivos y 10 ofensivos) y 22 faltas personales.

Árbitros: Luigi Lamonica (ITA), Ilija Belosevic (SRB) y Marcos Benito (BRA). El mallorquín Rudy Fernández fue eliminado por cinco personales en el minuto 37.

La selección española se tomó cumplida ventaja ante Rusia, por 67-59, en la semifinal del torneo olímpico de baloncesto y abrió de par en par las puertas del cielo olímpico para llegar a la final. Cuatro años después España, que contó con el mallorquín Rudy Fernández y el menorquín Sergio Llull entre sus hombres destacados, volverá a ser protagonista en la final olímpica por tercera vez en su historia y por tercera vez ante la temible Estados Unidos, la gran favorita.

España vivió una auténtica pesadilla durante la primera parte. Fue como una especie de película de terror baloncestístico en la que ninguno de los protagonistas, Pau y Marc Gasol o Navarro, pudieron anotar canasta alguna. El despropósito absoluto. Los 20 puntos anotados en 20 minutos delatan la falta de acierto, y los porcentajes de tiro fueron dignos de una hecatombe: 4 de 18 tiros de dos (22%), 2 de 11 de tres (18%), para un total de 6 de 29 tiros de campo (21%).

Con esta situación lo mejor de todo fue que el equipo se marchó al vestuario perdiendo solo por 11 puntos (20-31). Cuando lo normal hubiera sido que el partido estuviera ya fuera de alcance.

Y a pesar de todo en el descanso todavía hubo esperanzas de despertar de la pesadilla. España ya remontó mayores diferencias en circunstancias parecidas.

La selección nacional ya dio en partidos anteriores muestras de su debilidad, pero a base de oficio, casta, experiencia y suerte consiguió sacar la clasificación para las semifinales. Llegados a estar alturas y con el cielo olímpico a la vuelta de otros veinte minutos, el equipo volvió a intentarlo.

Dos triples, de Rudy y Navarro, un punto más de intensidad en las defensas alternativas y un mucho de concentración, permitieron a la selección ir recortando la diferencia, meterse en el partido y que los aficionados pudieran volver a soñar, 43-44 (min.28).

A Rusia le comenzaron a temblar las piernas y más cuando coincidiendo con el final del tercer periodo Calderón clavó un triple que empató el partido, 46-46.

A la cuarta personal de Kirilenko (min.33), le siguió otro triple estratosférico de Calderón que, ahora si, puso a la selección por delante en el marcador, 51-49. Y un contragolpe, el primero del partido para España, culminado por Llull significó el 53-49. Marc Gasol se sumó a la racha y el marcador se fue hasta 55-49.

Ahora la pesadilla la sufrieron los rusos. Les entró el canguelo de ver a la campeona de Europa de vuelta al parqué.

Calderón, tocado por una varita mágica siguió anotando y dirigiendo al equipo, Felipe se sumó cogiendo rebotes, bloqueando, robando balones y anotando. Y la ventaja subió a diez puntos a falta de cinco minutos, 60-50.

Las puertas del cielo olímpico, de la final olímpica, de la revancha de Pekín, se abrieron de par en par para España. España volvió a gestionar con guante de seda y mano de acero el tiempo restante hasta que se concretó la victoria por 67-59. España se tomó la revancha con Rusia, volvió a recuperar sus sensaciones y, sobre todo, vuelve a la final olímpica.