El delantero francés del Atlético de Madrid, Antoine Griezmann (c) intenta un remate de chihlena durante el partido. | Efe

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Real Madrid 1 – 1 Atlético de Madrid
Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Pepe (Nacho, m.67), Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos (Isco, m.76), Modric; Bale (Lucas Vázquez, m.81), Cristiano Ronaldo y Benzema.
Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Filipe; Koke, Gabi, Saúl (Correa, m.62), Carrasco (Giménez, m.86); Griezmann y Fernando Torres (Thomas, m.78).
Goles: 1-0, m.52: Pepe. 1-1, m.85: Griezmann.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea (colegio vasco). Amonestó a Casemiro (37) y Carvajal (87) por el Real Madrid; y a Saúl (51), Godín (61) y Koke (88)por el Atlético.

Un tanto de Antoine Griezmann a cinco minutos del final del derbi madrileño castigó la especulación del Real Madrid cuando se sentía ganador gracias a un testarazo de Pepe y vio a su rival justo físicamente, que acabó reaccionando con los cambios de Diego Simeone y dejando al Barcelona el liderato a tiro.

Fue un duelo con ritmo de final y máxima tensión, sintiendo media Liga en juego el Real Madrid y la posibilidad de bajar del liderato a su eterno enemigo para los atléticos y afianzarse en la tercera plaza. Más frescos físicamente los de Zidane pero especuladores en el esfuerzo final mirando el calendario. Luchando por estar a la altura en lo físico los de Simeone, siempre bien posicionados y con una fe que les condujo al premio del empate.

El respeto marcó el inicio. No hubo salida en tromba madridista, ni agobios para controlar de inicio rojiblancos. El encuentro dibujaba sus trazas tácticas, con poca movilidad de la «BBC» (Bale-Benzema-Cristiano) que obligaba a aparecer a los laterales pero Carvajal y Marcelo tenían más respeto del habitual, con miedo de caer en la trampa de Simeone.

Carrasco pegado a la cal en la derecha para castigar cualquier despiste defensivo de Marcelo y las faltas de ayudas de Cristiano si Juanfran se incorporaba. Mientras se deshacía la madeja táctica, el primero en avisar fue el Atlético. Una falta lateral de Koke la peinó Saúl y acarició el poste a los tres minutos.

El Real Madrid se hacía con el dominio de balón, mordía en la presión en la medular con Casemiro, Kroos y Modric imponiéndose siempre. Mejoraba el rendimiento el croata respecto a sus últimas actuaciones. Sin apariciones en banda, todo dependía de él y aparecía con liderazgo, encontrando vías de pase pero topándose con un muro en sus disparos.

Oblak sostuvo a su equipo. Firme por alto y ágil bajo palos. Las imprecisiones en salida de balón de su equipo las solventaba trasmitiendo siempre seguridad. La segunda línea blanca mordía. Al cuarto de hora se lucía abajo, a su derecha, al latigazo seco de un Cristiano con hambre de gol que recordaba su triplete del Calderón.

En la lucha le faltó precisión al Atlético para poder golpear como hizo en sus tres últimas visitas ligueras con victoria al Bernabéu. Cuando lo intentaba Carrasco no encontraba rematador. Griezmann aparecía lejos de la zona de peligro. Los errores del rival le darían dos opciones.

Saúl chutaba arriba un fallo en el control de Casemiro y Ramos cometía un error de principiante en un pase al medio desde banda en el centro del campo, que dejaba a Griezmann mano a mano ante Pepe. Buscó salida por la izquierda y su disparo se topó con la estirada de Keylor que desvío lo justo a córner. Necesitaba brillar el costarricense.

Pese a ser un duelo táctico y de poco ritmo, las ocasiones llegaron. Oblak salvaba a una mano la aparición de Benzema. Mataba un balón en largo, se asociaba con calidad con Cristiano y tras la pared acababa la jugada pero el puño del portero evitaba el tanto. Se iniciaban los minutos de mayor agobio visitante. Gabi cometía un error en zona de peligro, donde Modric aparecía con continuidad y dejaba solo a Cristiano, escorado. Su disparo superó a Oblak pero pese a la potencia que llevaba directo a la red, pudo ser frenado por la cabeza de Savic que se lanzó salvador.

Necesitaba aire el Atlético, y el Real Madrid a Bale, desaparecido, dejando un cabezazo cruzado como única acción de peligro. También de cabeza pudo golpear Godín pero no encontró puerta a centro de Gabi.

Las órdenes de Zidane fueron claras en el descanso. Los laterales debían desdoblar y en dos minutos generaron más peligro que en todo el primer acto. Marcelo la ponía a la cabeza de Cristiano que no afinaba y Carvajal repetía, con el portugués cediendo en esta ocasión al segundo palo a Benzema, que se topó con la salida rápida de Oblak. Hasta con la cara salvó a su equipo.

Era la última. Ya nada pudo hacer en el enésimo intento madridista. De una falta lateral por mano de Saúl, aparecía una nueva acción a balón parado de la que el Real Madrid rascó oro. Esta vez no fue Ramos. El testarazo de Pepe fue inalcanzable a su estirada. El partido 52 consecutivo marcando de los de Zidane.

Se desató el líder con el gol. Con ganas de más para recibir una inyección de moral antes del Bayern. Carvajal pudo sentenciar, pero la enganchó arriba con tiempo para matar el balón y disparar. Estaba obligado a reaccionar el Atlético que en un arranque de raza pudo empatar. Saúl avisó lejano, en un disparo que se envenenó al golpear en la defensa, pero que detuvo bien Keylor.

El costarricense también reclamó su papel de protagonista y curó sus penas en un mano a mano con Fernando Torres. El gran movimiento al espacio del Niño lo resolvió con un disparo que sacó con el pie Keylor cuando se esperaba el toque picado característico del delantero.

Simeone movía un banquillo con bajas importantes. Recurría a Correa como revulsivo y Thomas para adueñarse del centro del campo. El Real Marid jugó con fuego reculando. Perdía el balón y a Zidane le costaba quitar a Bale tras perder a Pepe en la batalla por un fuerte golpe en las costillas.

Fue cuando el Atlético de Simeone demostró su carácter. Luchando hasta el final para asestar un golpe directo del que no se levantó el Real Madrid. Avisó con una chilena anulada por posición ilegal Griezmann antes de encontrar espacio para la carrera, recibir el pase en profundidad de Correa y marcar para instalar la alegría en su parroquia y la preocupación en el madridismo. No hubo opción de milagro en esta ocasión y en el derbi madrileño hubo un ganador: el Barcelona.