Los jugadores del At. de Madrid celebran su pase a cuartos de final de la Liga de Campeones. Foto: Juanjo Mart

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Atlético de Madrid 0-0 PSV Eindhoven

Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Giménez, Godín (Lucas, m. 88), Filipe; Koke, Gabi, Augusto (Fernando Torres, m. 55), Saúl; Carrasco (Kranevitter, m. 74) y Griezmann.

PSV Eindhoven: Zoet; Bruma, Héctor Moreno, Isimat-Mirin; Arias, Propper, Guardado, Willems (Brenet, m. 74); Van Ginkel, Locadia (Lestienne, m. 86); y Luuk de Jong (Narsingh, m. 117).

Penaltis: 0-1: Van Ginkel, gol. 1-1: Griezmann, gol. 1-2: Guardado, gol. 2-2: Gabi, gol. 2-3: Propper, gol. 3-3: Koke, gol. 3-4: Bruma, gol. 4-4: Saúl, gol. 4-5: Héctor Moreno, gol. 5-5: Fernando Torres, gol. 5-6: Lestienne, gol. 6-6: Giménez, gol. 6-6: Giménez, gol. 6-7: Arias, gol. 7-7: Filipe Luis, gol. 7-7: Narsingh, al larguero. 8-7: Juanfran, gol.

Árbitro: Mark Clattenburg (Inglaterra). Amonestó a los visitantes Locadia (m. 30), De Jong (m. 66), Guardado (m. 120) y Van Ginkel (m. 120).

Incidencias: partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Vicente Calderón ante 54.000 espectadores. El Rey emérito Juan Carlos I presenció el partido desde el palco, según informó el Atlético de Madrid.

El Atlético de Madrid consiguió este martes una agónica clasificación para los cuartos de final de la Liga de Campeones en la tanda de penaltis, al decimosexto lanzamiento, anotado por Juanfran Torres, el impulso definitivo para el pase del conjunto rojiblanco entre un sufrimiento tremendo (8-7).

Y de ahí al éxtasis en el Vicente Calderón, en un partido equilibrado, con el 0-0 inamovible en los 90 minutos de la ida y en los 120 de la vuelta, en la que el Atlético siempre jugó en el alambre, sobre todo la primera parte, desactivado por el PSV, mejoró en la segunda parte y encontró recompensa al esfuerzo al final.

Desde la puesta en escena del equipo visitante, un meticuloso plan de Phillip Cocu, con cambio de sistema, con acumulación de futbolistas por el medio, sin nervios, el conjunto holandés desdibujó al conjunto rojiblanco, desubicado, impreciso, a remolque en cada sector del campo, con balón y sin él. Superado.

Porque hasta en la intensidad y en la presión, dos cualidades en la que el equipo entrenado por Diego Simeone parece insuperable,

sufrió el Atlético al inicio. Las manejó más y mejor su adversario durante todo el primer tramo del choque, un partido estresante para el conjunto rojiblanco, nada que ver con el encuentro que quería.

Ni fue el dueño de los espacios, una prioridad para el técnico argentino, ni de la posesión. Tampoco conectó en el centro del campo, apropiado por fuerza, colocación y precisión por su rival, más consistente y mejor situado en cada segunda jugada, ni fue ese bloque normalmente impenetrable cuando espera el ataque contrario.

Tampoco agobió a su contrincante en su área, salvo en el pasaje final rumbo al descanso, ni generó todo el caudal ofensivo que requiere un duelo con la obligación de marcar gol; sólo cuando encontró entre líneas al francés Antoine Griezmann, el protagonista de la única ocasión del Atlético en el toda la primera parte.

En el minuto 14, en una pase de Juanfran Torres al desmarque de Koke, que, de primeras, habilitó a Griezmann dentro del área. El remate del francés, al borde del área pequeña, lo repelió Jeroen Zoet. No tuvo más oportunidades del Atlético hasta el descanso.

Tampoco el PSV, mejor en el medio y en su área que en la contraria.

Más que un aviso para el Atlético, replanteado tácticamente unas cuantas veces a lo largo del partido, del 4-4-2 al 4-1-4-1, al 4-3-3 y de vuelta al 4-4-2; resurgido en la recta final del primer tiempo, cuando se acercó a una versión más reconocible atrás, arriba, en presión y empuje, y de mejor aspecto en la reanudación.

Un centro del belga Yannick Carrasco, un cabezazo del uruguayo José María Giménez y un tiro del argentino Augusto Fernández, desconocido en la primera parte, como todo el medio campo, como Gabi o como Saúl, deslizaron entones una reacción del equipo rojiblanco, que movió el banquillo. Se fue Augusto, entró Fernando Torres.

La irrupción del atacante madrileño, valiente y vertical, fue un impulso ofensivo inmediato para el Atlético, en un momento incierto, con más que un susto en su área, un disparo de Jurgen Locadia que entre Jan Oblak y el poste rechazaron fuera de la portería, en un vaivén sin pronóstico, sin posibilidad de intuir un ganador.

Entre la tensión del 0-0 y del reloj todo se detuvo en ataque hasta otra acción de Fernando Torres, el mejor por atrevimiento, por regate, por potencia y por intención del Atlético en toda la segunda parte. Su trallazo dentro del área chocó contra el poste. Había prórroga. Y sin Godín, lesionado y sustituido por Lucas Hernández.

Una prueba más de carácter para el Atlético, visiblemente desfondado, como su adversario, pero con la iniciativa, con un cabezazo de Lucas, con un tiro centrado de Griezmann y con tanto cansancio en las piernas que fue imposible evitar los penaltis. Al decimosexto, el marcado por Juanfran Torres, ganó el Atlético.