TW
0

El Arena Fonte Nova, un moderno estadio con capacidad para 51.708 espectadores, se estrenó hoy en el Mundial Brasil 2014 sin lleno (48.173), con mayoría brasileña y holandesa y con bronca, gritos y abucheos de los seguidores locales, muchos de amarillo, para Diego Costa cuando salió en el vídeo marcador, cuando tocó la pelota, cuando disparó a portería...
Fue durante una hora, el tiempo que el atacante de Lagarto, a unos 250 kilómetros de Salvador, la gran ciudad más cercana a la localidad natal del delantero, estuvo sobre el césped en su debut en un Mundial, en su tercer duelo con España, el primero de competición, después de elegir la Roja en lugar de Brasil.
Desde el primer momento sintió la presión ambiental. Ya en el calentamiento, cuando su nombre sonó por la megafonía, cuando su imagen ocupó los vídeo marcadores de los fondos de este moderno estadio, y después durante el encuentro contra Holanda, enmarcado en la primera jornada del grupo B, con él desde el inicio en el campo.
Cuando corrió a por la pelota, cuando se le marchó a fuera de banda, cuando esperó el balón con algún desmarque... En todo momento recibió el castigo de la grada, con muchos seguidores brasileños.
Sólo los 4.000 aficionados españoles, con algún cántico de ánimo hacia el delantero, aliviaron fugazmente el ambiente difícil para Diego Costa, al que un sector de la grada le gritó en algún momento 'Diego, viado' ('Diego, maricón').
No hubo pitos ni abucheos para España, como en la pasada Copa Confederaciones disputada en Brasil, sólo para Diego Costa, en un estadio de contrastes, entre el amarillo, el naranja y el rojo.
El primero y el segundo mayoritarios, el tercero, el de España, con una representación de 4.000 hinchas de la Roja en las gradas del campo.
Los seguidores de España ya se sentían por las calles de Salvador durante la noche de la víspera del partido y durante toda la mañana. Al lado de la playa de Barra, en Pelourinho, el centro de la primera capital de la historia de Brasil, o en Rio Vermelho, también por la mañana, antes de ir al estadio para el estreno del actual campeón.
Grupos de amigos, la mayoría, o en parejas viajaron a Salvador, donde el color rojo de la camiseta de España, incluso el negro con detalles fluorescentes de la nueva segunda zamarra, y sobre todo el naranja de Holanda y su incondicional hinchada, mayoritaria hoy en las gradas, irrumpieron entre el verde y el amarillo que luce en toda la ciudad para el Mundial, en apoyo a la selección brasileña.
Salvador fue la primera parada del Mundial para España. En su siguiente duelo en Río de Janeiro, el miércoles ante Chile, se esperan más aficionados españoles, una reacción del equipo... y, seguramente, el mismo ambiente en contra de Diego Costa.