Imagen de aficionados mallorquines animando a Augusto Fernández en el Gran Premio de la Comunitat Valenciana de Moto2 que se ha celebrado en el circuito Ricardo Tormo de Cheste. | Jaume Lladó

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Augusto Fernández no estuvo solo. El piloto mallorquín contó con la presencia de más de medio centenar de aficionados de la Isla, muchos de ellos llegados desde Sencelles, que arroparon desde la grada verde del Circuit Ricardo Tormo de Cheste al 37. Desde su hermano, Álex, su fisioterapeuta Jaume Lladó o sus amigos de toda la vida y otros seguidores del balear que se sumaron a la fiesta, todos animaron a su ídolo para cerrar una temporada histórica a lo grande.

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Ataviados con camisetas en las que se lucía el logo y el número y el conejo que le acompaña, además de hacerse ver con grandes pancartas que dejaban patente la presencia de la hinchada mallorquina, más concretamente los seguidores de Augusto Fernández, cuyo carisma más allá de su localidad y la Isla ha quedado patente en una temporada en la que el 37 se ha ganado el cariño de la parrilla y la afición.

El final de la carrera provocó una explosión de euforia, con Augusto acercándose a los suyos, trepando por la alambrada, escoltado por dos de esos conejos que le representan, recibiendo el casco de campeón mundial en conmemoración de su éxito, haciendo estallar la traca típica en Valencia y subiendo al podio para recibir los honores, pese a ser segundo. Un cajón que nunca olvidará. Al igual que sus amigos y seguidores que vivieron en directo a Augusto ser campeón mundial de Moto2.