El piloto mallorquín celebra este domingo su título de campeón del mundo de MotoGP. | Efe - ALBERT GEA

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Joan Mir ya es leyenda. El piloto mallorquín de Suzuki entra en los anales tras proclamarse campeón del mundo de MotoGP a falta de una carrera y en su segunda temporada en la cilindrada reina, siendo séptimo en el Gran Premio de la Comunitat Valenciana. A sus 23 años, el palmesano recupera para la fábrica de Hamamatsu el cetro veinte años después del título de Kenny Roberts Júnior. El 15 de noviembre de 2020 coronaba a Joan Mir como el cuarto español y el segundo balear, tras Jorge Lorenzo, en tocar el cielo en el motociclismo.

Le bastó con gestionar con inteligencia una carrera en la que únicamente Álex Rins y un Morbidelli lanzado en cabeza parecieron intimidar o poner en peligro las opciones de un Mir que firmó una buena salida, se asentó en el Top 10 para defender su posición a la par que Quartararo se despedía a las primeras de cambio y el paso de las vueltas le acercaba a una gloria que tocó tras 27 vueltas.

Mir firmó una buena salida, escalando posiciones para colocarse undécimo tras los primeros giros, en los que uno de sus dos grandes rivales, Fabio Quartararo, se salió de la trazada para irse a la cola del grupo, a la par que las dos Suzuki se colocaban en posiciones cómodas, pero lejos del podio. Morbidelli hacía valer su ?pole? para ganar metros y décimas en cabeza, con tímidas opciones de evitar el alirón del mallorquín. Con Joan décimo y Rins séptimo, el balear se limitaba a controlar, no arriesgar ni perder de tiempo a sus antecesores.

La caída de Zarco permitía a Mir avanzar una posición (9º), que rueda más rápido que sus oponentes a excepción de un Morbidelli intratable en cabeza, con el permiso de Jack Miller y Pol Espargaró. El escenario era ideal para el palmesano, pues por detrás tenía margen respecto a sus perseguidores y únicamente podía avanzar posiciones en carrera, con Aleix Espargaró en el punto de mira.

MotoGP - Valencia Grand Prix

El primer golpe de teatro del día llegó con la caída de Fabio Quartararo, en la vuelta 8, apartándole de la carrera por el título cuando, a la desesperada, iba en persecución de Mir y de las posiciones delanteras. Tampoco desaprovechó su oportunidad el 36 para avanzar, pasando a Aleix Espargaró en la vuelta 12 (sobre 27) para colocarse octavo, con Rins en quinta plaza y Morbidelli bajo control.

Álex Rins era ya la única gran amenaza para Mir. Con la victoria cada vez más cerca para Morbidelli, que no iba a renunciar a luchar por el subcampeonato en Portimao, era la hora de hacer cuentas para el mallorquín, acomodado en la zona de puntos y que, por delante, veía cómo el grupo perseguidor de las plazas de podio estaba a un segundo y medio.

En tierra de nadie, pero sin renunciar a seguir progresando y con la calculadora en la mano, la Suzuki número 36 veía escaparse a Nakagami, Rins, Oliveira y Binder a 1?6 segundos, buscando reservar gomas para el tramo final de carrera, sin despistarte, pues Aleix Espargaró y Andrea Dovizioso podrían complicar un título que, vuelta a vuelta y kilómetro a kilómetro, estaba más cerca de las manos de un Mir seguro, frío y sabedor de que el paso de los giros jugaba a su favor.

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Miller metía presión a Morbidelli, en modo persecución. El australiano podía aligerar la carga de presión a Mir, que hacía su vuelta rápida para separarse de sus perseguidores, pese a que Dovizioso se resistía a perder de vista al futuro campeón.

La cuenta atrás estaba lanzada y la tensión crecía por momentos. Cada fallo podía penalizar en exceso, tanto en la emocionante carrera por el podio como en la cita con la gloria que acariciaba ya un Joan Mir perfectamente acomodado en una octava plaza que pasó a ser la séptima tras la caída de Nakagami cuando le metió la rueda a Pol Espargaró.

Un rival menos para el 36, que desde lejos veía cómo Miller acuciaba su persecución respecto a Morbidelli a siete giros para el banderazo a cuadros.

Únicamente un error de Mir podía privarle del título. Despejado el horizonte y a ritmo de 1:31, el mallorquín quería asegurar su posición y acabar la carrera. Gestionando con inteligencia el tramo final de carrera, la renta que atesoraba le valía para ser campeón del mundo.

En el tramo final, Joan Mir recortó terreno respecto al cuarteto que le precedía, situándose a menos de un segundo a tres vueltas. La séptima posición valía un título mundial, nada menos que de MotoGP. Y es que Rins ya no tenía margen de mejora.

Las últimas vueltas fueron un trámite, las gozó sobre la Suzuki Mir, mientras que Miller y Morbidelli dirimían un pulso vibrante por el triunfo. El australiano quería ser el décimo ganador distinto en la temporada 2020 mientras se preparaba la pizarra que recordaba a Mir que era el nuevo campeón del mundo de MotoGP.

Morbidelli lograba su tercera victoria, pero el protagonista era Joan Mir Mayrata. El nuevo icono del motociclismo mundial y el flamante campeón del mundo en la categoría reina. Crivillé, Lorenzo y Marc Márquez ya tiene sucesor. Y es mallorquín.