El piloto español Alex Rins gana en Austin en el Gran Premio de las Américas. | Efe

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Si un sitio había en el que nadie pensaba que pudiese suceder lo que al final sucedió, ese era el circuito de Las Américas, en la ciudad estadounidense de Austin, que desde que entró en el calendario del campeonato del mundo en 2013 había sido coto inexpugnable de Marc Márquez (Repsol Honda RC 213 V). Pero todo cambió en un desliz.

La edición de 2019 no pareció que fuese a ser distinta. A pesar de la torrencial lluvia con aparato eléctrico que obligó a cancelar los entrenamientos libres del sábado, se pudieron disputar los oficiales y ahí Marc Márquez volvió a imponer su «tiranía», la misma que parecía iba a hacer sucumbir a todos sus rivales en carrera.

Pero llegó ese desliz, fruto de un ritmo que siempre arguyen los pilotos como necesario para mantener la concentración durante toda la carrera, pero que esta vez resultó letal.

El piloto de Repsol Honda se marchó de sus rivales desde el mismo momento en que se apagó el semáforo, a razón de entre tres décimas y medio segundo respecto a sus inmediatos perseguidores, una vez más un «incombustible» Valentino Rossi, quien a sus 40 años presenta batalla absolutamente a todos, aunque al final siempre le falte «algo» para reencontrarse con una victoria que se le niega desde Assen en 2017.

Márquez llegó a tener una ventaja de casi cuatro segundos en la novena vuelta pero ahí llegó el error que marcó el resto de la carrera y que provocó un giro inesperado en la tabla de puntos del campeonato, en la que casi todos daban ya por hecho que el español se marcharía camino de Jerez con una ventaja más que cómoda.

Al más puro estilo de la máxima de Julio César «Llegué, vi y vencí» que parecía iba a ser con la que Marc Márquez arrollase a sus rivales, le sucedió la amargura de una rueda delantera que perdió adherencia en el asfalto, una rodilla izquierda que intentó mantener la tracción y el equilibrio de la moto y una desesperación enloquecedora por arrancar nuevamente la moto, que se negó a hacerlo, y que dio con el de Repsol Honda de espaldas por los suelos y desolado y andando camino nuevamente de su taller.

Jorge Lorenzo, que era duodécimo, también dijo adiós en el mismo punto que Márquez, si bien en su caso fue por el mismo fallo técnico de los entrenamientos, se le salió la cadena de la moto.

Rossi, a sus 40 años, debía frotarse las manos mentalmente. Se había quedado sólo, primero por la caída de Cal Crutchlow y después por la de Marc Márquez, pero llegó otro español para amargarle el triunfo, Alex Rins, quien con la eficacia que le faltó al de Repsol Honda supo llevar su Suzuki GSX RR a la victoria de forma impecable.

Ahora, el mundial vuelve a tener un color distinto, el del equilibrio de fuerzas, pues en la siguiente cita del campeonato, el Gran Premio de España en el circuito de Jerez, se van a «plantar» cuatro pilotos con sólo nueve puntos y prácticamente, como quien dice, el mundial empieza de nuevo con su llegada al Viejo Continente.