Jorge Lorenzo probó en la jornada de ayer el chasis y la Yamaha que pilotará la próxima temporada en el Mundial de MotoGP.

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El Gran Premio de la República Checa de MotoGP ha pasado a la historia como una de las mejores carreras de todos los tiempos. Por la emoción y el desenlace vividos en Brno, aunque echando un vistazo a los números y tirando del crono, el mallorquín Jorge Lorenzo (Yamaha) y el catalán Dani Pedrosa, además de escenificar un vertiginoso duelo por la victoria y por el título mundial (el balear manda en la general con 13 puntos sobre el de Honda), dejaron para los anales tal vez la carrera más equilibrada de los últimos tiempos.

El equilibrio vivido se reflejó en la décima (0.178) que les separó en el banderazo a cuadros, pero desgranando los registros por cada una de las veintidós vueltas (118’886 kilómetros de recorrido), el equilibrio vivido se multiplica exponencialmente.

No en vano, desde la segunda vuelta se entabló una batalla entre los dos únicos candidatos a la corona de MotoGP que se movió a ritmo de récord y próximo a los últimos minutos de los entrenamientos del sábado.
Tanto, que Lorenzo y Pedrosa lograron encadenar, ambos, veinte giros de forma consecutiva rodando siempre en 1:56. El moverse siempre dentro del mismo segundo hizo que, salvo en algunos de los tramos del circuito, Jorge y Dani estuvieran pegados el uno al otro, tanto al inicio, cuando el mallorquín mandó, como a partir del duodécimo giro, cuando el 26 tomó la iniciativa para no perderla hasta los últimos metros, en los que las ofensivas del mallorquín no hallaron recompensa en forma de victoria, que fue para Dani.

Potencial

Pedrosa (398’4 km/h) y Lorenzo (307’3) marcaron las puntas de velocidad más elevadas, y desde la vuelta dos hasta la octava, se alternaron mejorando uno tras otro la vuelta rápida en carrera, fijada por el balear (1:56.274, en su octavo paso por meta).


El mano a mano se mantuvo desde ese momento, con el británico Cal Crutchlow y Andrea Dovizioso -entre doce y dieciocho segundos por detrás- como meros testigos desde la distancia de un duelo que está llamado a animar lo que resta de Campeonato del Mundo.

Los dos pilotos españoles rodaron al límite y sin dejar a su oponente despegarse. En el caso de Pedrosa, el de Castellar hizo valer su ritmo ganador en Brno para ir desde la vuelta dos a la veintiuno en 1:56, con dos picos altos (1:56.989) que coincidieron con dos de los peores registros de Jorge (1:56.723 y 1:56.902).

Por su parte, Lorenzo vivió su peor giro en el segundo, el único junto al inicial en el que superó la barrera del 1:57 (0.36). A partir de ese momento, la constancia exhibida el sábado en los entrenamientos clasificatorios (el grueso de los giros fueron a 1:56, a excepción de la ‘pole’, a 1:55.799) se apoderó el tricampeón mundial.
Jorge rodó desde la tercera hasta la última en 1:56, y pese a ser mejor que Dani en la vuelta final (Pedrosa paró el crono en 1:57.016, por el 1:56.895 de Lorenzo), el catalán fue el que se llevó la victoria en un final para enmarcar, por la ofensiva y ambición del balear y la capacidad del de Honda para defenderse en un mano a mano que abre un nuevo horizonte a falta de seis Grandes Premios y 150 puntos. Y si Jorge es el elegido, será el primer español bicampeón de MotoGP.