Jorge Lorenzo posa en la turbina de uno de los aviones de Air Europa. | Jaume Morey

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Jorge Lorenzo vuela alto. Y desde ayer, un poco más. La metáfora ilustra a la perfección la nueva relación que el piloto mallorquín, vigente líder del Mundial de MotoGP, oficializó ayer con la compañía Air Europa, que hasta el 31 de diciembre será patrocinador personal del 99. El hangar que la aerolínea posee en Son Sant Joan, en suelo mallorquín, en la tierra que le vio nacer, fue el escenario elegido para plasmar una alianza de altos vuelo. El subdirector general de Air Europa, José María Hoyos, junto al delegat de Presidència per a l'Esport, Diego González, y el mánager del deportista, Marcos Hirsch, dieron forma a una colaboración en la que el Govern ha jugado un papel clave a la hora de poner en contacto a todas las partes. «Diego nos presentó hace unas semanas y conectamos rápido. Jorge llevará nuestro logo en el hombro y se unirá a la lista de nuestros deportistas patrocinados, como Leo Messi, Fernando Verdasco o el 'Kun' Agüero», aseguraba Hoyos. Hirsch agradecía la ayuda a González y a Air Europa, reflejando «la ilusión de Jorge por lucir la imagen de una empresa mallorquina, siendo el mallorquín más famoso del mundo», algo que el propio Jorge quiso matizar, bromeando sobre las palabras de su persona de máxima confianza. «Marcos me tiene que vender, pero el mallorquín más famoso es Rafa Nadal. Él ha sido número uno y yo estoy en ello», dijo Lorenzo, además de recordar que intenta «volar lo más a ras de suelo posible, y ellos vuelan alto, muy alto».
Sensaciones
Antes de posar para los medios en el reactor, la zona Business y la cabina de la aeronave 'Estepona', Jorge quiso pasar revista a la actualidad que le rodea, que es mucha. No en vano, sus victorias en Jerez y Le Mans, unidas al segundo puesto en Qatar, le permiten firmar su mejor arranque en MotoGP e igualar el más brillante de su trayectoria, en 2007, pero en 250 centímetros cúbicos. «Es un principio sensacional, en todos los sentidos. Estoy bien, mentalmente y físicamente. Se puede decir que ha sido perfecto, pues en Losail fui segundo, y podría haber ganado también», refirió el piloto del Fiat Yamaha.
Instalado en lo más alto de la general de la cilindrada reina, Jorge se ha convertido en el principal aspirante a seguir los pasos de Àlex Crivillé y, a la vez, ser el primer español que inscribe su nombre en la 'torre de los campeones', eso sí, dentro de la era MotoGP. Lorenzo se aisla de la presión y deja claro que a estas alturas «no deberíamos obsesionarnos con el Mundial. Llegará cuando estemos preparados y mi rendimiento me permita ser más rápido que los demás. Tengo 23 años y no debo ser impaciente. Mi objetivo no es ganar 6 ó 7 mundiales; ser campeón me bastaría para retirarme feliz».
Su progresión ha resultado evidente desde que en 2008 debutara entre los mejores, pero los últimos meses, y en especial, el curso 2009, han acabado por consolidarle como uno de los referentes de futuro. El trabajo a nivel psicológico y técnico se empieza a asentar, y la mejor muestra llegó hace unos días en Le Mans. «Las salidas eran y son uno de mis asuntos pendientes. Por una salida buena, no puedo afirmar al 100% que lo he solucionado, pero vamos por el buen camino. Poco a poco, recogemos los frutos del trabajo», afirmó en referencia a uno de sus puntos débiles. La autocrítica y la constancia son dos rasgos que ha pulido Jorge, que deja claro que «quien busca, encuentra. Yo sondeo en mis fallos. En su momento, me centré en mejorar mi pilotaje en lluvia y no estoy tan lejos de conseguirlo. Los inicios son mi último fallo, y ahora tengo más experiencia y soy más frío. Eso hace que vaya a más».
La ausencia de caídas en su currículo en los últimos Grandes Premios de 2009 y en los tres disputados en el curso en marcha son otro síntoma que invita a confirmar a Lorenzo como abanderado de la generación llamada a llevar a cabo el relevo generacional en la parrilla de la cilindrada reina. «En este deporte, todos vamos al límite, pero muchas veces, el que gana la carrera lo hace. La experiencia te ayuda a conocerte mejor, a saber cuál es tu límite, a no sobrepasarlo y no caerte cuando te pasas», aseveró Jorge durante el acto en el que selló su relación con Air Europa.
Y es que las cosas le han salido a la perfección a Lorenzo. La lesión en la mano que sufrió en plena pretemporada pudo haberle condicionado, pero lejos de hacerlo, su capacidad de superación y recuperación le ha permitido pasar página de inmediato y olvidarla. «Es una lesión que deja secuelas a algunos deportistas, y empezamos con dudas. No sabíamos cómo iban a quedar la mano y el dedo, pero al final, han sido pequeñas molestias lo que me ha dejado, algo que no se nota», aseguró el balear, que define su arranque de campaña como «un inicio soñado».
El gran rival
En los albores del paso por Mugello, territorio Rossi, Jorge sabe de la dificultad de plantar cara al campeón en su feudo. «Valentino va rápido y ha ganado allí. No por eso vamos a salir derrotados iremos como siempre, sin limitaciones, y tras los entrenos, podremos ver si podemos ganar o sumar los mayores puntos posibles», indicó, para dejar claro que sobre el cambio de ciclo que muchos anticipan, piensa que «no se dará hasta dentro de dos o tres años. Si Valentino quiere, puede luchar unos años por el título. Con 30 años estás en una buena edad, la mejor muestra es Bayliss». Eso sí, sobre si un buen resultado en Mugello, superando a Rossi, puede suponer un toque moral para el de Tavullia, fue tajante al decir que «queda mucho Campeonato».
Del famoso muro que divide el box del Fiat Yamaha, Jorge insistió en que «para mí, nunca ha existido ni me ha preocupado». La acumulación de Grandes Premios hasta las vacaciones de verano y el dominio de los pilotos de Yamaha son dos puntos a los que resta importancia Jorge, que no descarta «que Honda y Ducati reaccionen», sin descartar nuevas y sorprendentes celebraciones. «Depende de cómo vaya el Mundial, así será la celebración».