Rueda de prensa de Joan Mir, campeón del mundo de motociclismo. | Pere Bota

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Le acompaña su amplia sonrisa, aunque todavía el cansancio está un poco presente en el cuerpo del flamante campeón del mundo de Moto3. Llega junto a sus inseparables Dani Vadillo y Tomás Comas y le espera su padre, Joan, junto al presidente de la Balear, Pedro Mas. Tras recibir un baño de masas y cariño en Son Sant Joan, Joan Mir repasa con calma un curso para enmarcar y empieza a mirar hacia los retos y citas que le esperan a corto y medio plazo. Desde la celebración del sábado en Palma, hasta la última carrera del curso, el Gran Premio de la Comunitat Valenciana (12 de noviembre), o su salto a Moto2.

Mir admite que ahora mismo se siente «muy relajado tras toda la presión de las semanas anteriores. Cuando consigues el título, te viene un poco de bajón, pero especialmente quiero disfrutar del momento», admite desde la terraza del Varadero, con la Seu de fondo.

En unos días, tras compartir el título con su gente y atender comprimisos, tiene por delante el reto de igualar a Rossi en número de victorias en la cilindrada pequeña (11), una marca firmada el año que Joan nació: 1997. «El récord está presente. No es mi objetivo, pero está ahí. En Cheste quiero acabar lo mejor posible una gran temporada. Soy voy a una carrera es para dar el 100%, para disfrutar e intentar ganar. Y a eso iré a Valencia. Además, pilotaré más tranquilo y eso me ayudará», comenta el piloto de la Honda número 36.

Pero la cita en el Ricardo Tormo también tiene un componente emocional. «Será mi última carrera con el equipo con el que he corrido siempre en Moto3, además en casa, en España. Todo lo hace muy especial y por eso quiero hacerlo bien, para tener un buen recuerdo de mi último fin de semana en Moto3», explica Joan.

Con diez victorias y un dominio aplastante, Mir no esconde que la de 2017 «ha sido la temporada perfecta. No es normal ganar tanto, pero se ha producido y no lo olvidaré nunca. He aprendido muchas cosas, logré mi primer título… Qué más se puede pedir», decía feliz.

Tras días de ajetreo, un largo viaje y recibir numerosas felicitaciones, Joan empieza a tomar tierra. «Ahora ya me lo creo más. Pero tengo los pies en el suelo. Sé de dónde vengo, lo que ha costado llegar hasta aquí. Ser campeón del mundo es lo que todo piloto quiere ser y eso lo hace más valioso», apunta el futuro piloto del Estrella Galicia 0’0 en Moto2.