Jorge Lorenzo. | Efe

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El nombre de Jorge Lorenzo está ganando espacio en los libros de historia del motociclismo, pero su leyenda comenzó a escribirse con letras de oro hace justo diez años. Hoy se cumple una década de la primera victoria del mallorquín en el Mundial de Velocidad, donde desde entonces se ha apoderado de dos títulos de MotoGP y otros dos de 250cc tras haber coleccionado 49 victorias, 101 podios, 53 poles y 23 vueltas rápidas en las 180 carreras disputadas tras su debut en 2002.

Mucho han cambiado las cosas en el Mundial y en la carrera del mallorquín desde aquel 20 de septiembre de 2003. Ni Brasil está en el calendario, ni la menor de las cilindradas se llama como entonces, puesto que las motos de 125 centímetros cúbicos dieran paso a Moto3. Tampoco se mantiene en la parrilla el equipo Cajamadrid Derbi y sus dos acompañantes de podio en el circuito Nelson Piquet, Casey Stoner y Alex de Angelis, ya no son ahora sus rivales. Además, aquella carrera para el recuerdo fue un sábado, una excepción que a día de hoy solo se cumple en Assen, tal como manda la tradición.

Jorge Lorenzo cumplió 26 años el pasado 4 de mayo y solo contaba con 16 y 139 días cuando subió por primera vez a lo más alto de un podio en el gran circo de las dos ruedas. El éxito alcanzado en el Gran Premio de Brasil confirmaba las excepcionales prestaciones que acreditó en las categorías inferiores. Sus logros en el panorama regional y nacional y sus éxitos en la Copa Aprilia y en el Campeonato de Europa entraron en una nueva dimensión en el circuito Nelson Piquet el 20 de septiembre de 2003. Era el gran paso en una carrera entre la élite que vivió sus primeros golpes de gas con 15 años recién cumplidos en el Gran Premio de España en Jerez en 2002.

Potencial

La victoria de Lorenzo en Brasil fue la única que logró en 2003, una campaña en la que acabó duodécimo en la clasificación mundial de pilotos de 125 centímetros cúbicos. El éxito refrendaba el potencial forjado por su padre, Chicho Lorenzo, y era el mejor argumento para devolver la confianza que depositó en él Giampiero Sacchi para abanderar el resurgir de las ‘Balas Rojas’.

Asombró volando a más de 200 kilómetros por hora con apenas 16 años y ahora lo sigue haciendo a más de 300. Se ha hecho grande a toda velocidad en lo personal y en lo profesional y aquel Gran Premio Brasil tiene gran parte de culpa.