El campeón de Moto GP, Jorge Lorenzo, ha sido recibido por una multitud en Palma. | P.Bota/M.A. Cañellas

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Mallorca presumió de su penúltima gesta, agasajó a uno de sus más ilustres deportistas y llegó a emocionar al campeón del mundo de MotoGP. Jorge Lorenzo volvió a su casa, pisó de nuevo la tierra que le vio nacer, crecer y también coronarse rey del cuarto de litro por partida doble. Pero la de ayer no era una fiesta como cualquier otra. Han pasado poco más de diez días desde que tocara el cielo en Malasia, pero el piloto mallorquín de Yamaha se guardaba parte de su arsenal para la gente de su tierra, a la que dedicó su gesta en el mismo trazado de Sepang.
La de ayer fue una movilización histórica. El club Media Milla y numerosos aficionados lograron colapsar la vieja Terminal de Son Sant Joan. Cerca de un millar de motos y unos dos mil seguidores se congregaron en el escenario en el que pisó por primera vez suelo mallorquín como nuevo campeón del mundo de la cilindrada reina.
Pero antes, nada más pisar suelo mallorquín, Air Europa cumplía la promesa que en su día y en su nombre le hizo José María Hoyos. Y junto al presidente del Grupo Globalia, Juan José Hidalgo, Jorge recibía la primera de las numerosas sorpresas que le esperaban. El piloto bautizaba un avión que volará bajo la denominación de 'Lorenzo's Land' y lucirá su imagen a lomos de la Yamaha M1. Un detalle que Jorge agradeció emocionado y que dio paso a uno de los momentos más esperados.
El reencuentro con sus padres y el calor de la afición mallorquina le esperaban al otro lado del aeropuerto. Fue primero María la que pudo abrazarse a su hijo, con quien sobre un descapotable no creía lo que les aguardaba al girar la esquina. Unas dos mil personas esperaban en Son Sant Joan al campeón y daban forma a una caravana motera que enloqueció con la presencia del 99.