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El secreto del éxito de Jorge Lorenzo, de la conquista del planeta motociclismo con un título de MotoGP que tiene en el bolsillo, no sólo es cosa del piloto mallorquín. El pilotaje y la puesta a punto de la Yamaha M1 corren de su cuenta, pero sus manos no son las únicas que han permitido al deporte de las dos ruedas estar a punto de tocar el cielo.
Y es que mucha gente puebla la parcela del box del 99, al otro lado del muro que les separa de Valentino Rossi y Jeremy Burgess y que hace de la parcela de Yamaha un Estado en guerra fría. Ramón Forcada y Wilco Zeelenberg, jefe de mecánicos y de equipo, son los rostros visibles, pero dos de los 'currantes' del Fiat Yamaha, dos de los españoles que habitan a la vera del piloto mallorquín, pueden presumir de muchas cosas que les hacen también grandes.
Javier Ullate y Juan Llansá son dos clásicos en el muro, en el paddock y en el universo del Mundial. Sendas dilatadas trayectorias han confluido en un objetivo común que está a punto de convertirse en realidad: el título mundial de MotoGP.
Ullate es el que acumula más kilómetros. Tantos, que fue de los 'culpables' de que España estrenara su palmarés en la cilindrada reina. El aragonés formaba parte del equipo que vivió en primera persona el título de Àlex Crivillé (1999, en 500 c.c.), siendo testigo directo de la rivalidad entre el catalán y Mike Doohan. La minuciosidad que le lleva a ser un apasionado de las motos clásicas la pone en la M1 de Lorenzo, que cuenta con uno de sus mejores aliados como complemento.
La imagen de «Juanito» Llansá en el muro es ya un clásico de los Grandes Premios. El mecánico de confianza de Jorge le ha visto crecer en el Campeonato del Mundo, desde el octavo de litro, hasta los dos títulos y los malos momentos en 250. Tal es la fe del balear en él, que se lo llevó a Yamaha, y ya es uno de los pesos pesados del box. Pocos saben leer e interpretar como «Juanito» las sensaciones de Jorge sobre la moto. Eso, y su capacidad de trabajo y de generar buen ambiente le han hecho encajar en la estructura nipona, en la que otros técnicos como Valentino Negri o Walter Crippa ayudan desde la sombra a que del lado español del hábitat del Fiat Yamaha salgan una moto y un piloto campeones... del mundo.