Marcus Walz, flamante medalla de plata en K4-500 metros. | Fernando Fernández

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La sensación del deber cumplido, de haber alcanzado el objetivo trazado tras años de trabajo, sacrificios y entrenamiento era la que definía el sentir de Marcus Cooper Walz luciendo al cuello esa medalla de plata que le consagraba dentro del universo olímpico. No pudo repetir el oro de Río. Alemania se interpuso en su camino en la final del K4 500 metros, una regata en la que «queríamos hacer algo muy grande logrando la medalla de oro, lo hemos intentado, pero no ha podido ser, aunque igualmente creo que hemos hecho algo muy grande por lo que cuesta llegar aquí», aseguraba el palista del Real Club Náutico de Portopetro.

«Estuvimos cerca y estamos contentos con la regata. Con los alemanes, además, tenemos una rivalidad muy sana, nos conocemos desde hace años y les hemos felicitado porque ha sido una gran prueba», explicaba con una extensa sonrisa en su rostro.

Y también recordaba lo duro que ha sido llegar hasta Tokio y la exigencia de una prueba en la que, junto a Saúl Craviotto, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade, ha escrito otra página para la historia del piragüismo español. «La pandemia ha sido un obstáculo para todos, además este último año ha siido revoltoso, con selectivos internos... Nos ha costado preparar al 100% esta competición. Por eso, este resultado nos sabe a oro», refería el ya doble medallista olímpico balear. «Hemos llegado en un muy buen estado de forma, pese a todas las piedras que hemos tenido en el camino, y por eso estamos más contentos por el resultado», proseguía minutos después de subirse al podio del Sea Forest Waterway.

Pensando ya en el futuro y en 2024, «la intención es seguir adelante. París está un año más cerca de lo normal. El K4 500 es distancia olímpica y se añade el K2, pero ahora se abre todo. Descansaremos, desconectaremos y prepararemos el próximo ciclo en función de los objetivos», admitía Marcus, que abre la puerta a estar en más de una prueba en los que seŕian sus terceros Juegos.

Medalla de plata en K4 500 metros
El equipo formado por Marcus Walz, Saúl Craviotto, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade con su medalla.

«Doblar o triplicar es una opción que está ahí. Nunca diremos que no hasta que no se tenga que hacer por necesidades u obviedades. A mí, personalmente, el 500 metros que es hacia donde va el piragüismo, es lo que me gusta. Y me apetecería poder doblar o hacer más pruebas. Pero al final, en los Juegos Olímpicos no se puede ir con medias tintas y hay que dar el máximo en las modalidades que merezcan ese esfuerzo», aseguraba al respecto el subcampeón olímpico de K4 500 metros.

Otro éxito en una carrera plagada de alegrías en forma de medallas, que admite Marcus que le cuesta «asimilar. Dos Juegos, dos medallas... Con la edad que tengo (26 años), con mi palmarés mundial y europeo, además de olímpico, es un orgullo», decía al respecto el campeón mundial, olímpico y europeo de piragüismo. «Ya estoy entre los mejores, y también en Mallorca, donde tenemos a grandes deportistas en muchas modalidades. Es un orgullo poder lograr esta medalla para mi tierra y estar entre los que han conseguido repetir podio olímpico. Es muy complicado y por eso hay que disfrutarlo», añadía el pupilo de Miguel García, responsable del proyecto nacional de K4 500 metros.

De la misma manera, Walz agradeció el apoyo recibido desde Mallorca, donde le consta el alto seguimiento de su regata. «Es una hora complicada, pero he notado mucho apoyo, mucha gente se ha levantado a vernos. Estoy agradecido a todos los que siempre han estado allí, ahora y desde el primer momento», concluyó antes de seguir con la ronda de entrevistas y compromisos, siempre con su plata al cuello.