Joan Cardona Méndez celebra en el podio tras ganar medalla de bronce en el finn - barco individual masculino (pesado) de vela por los Juegos Olímpicos 2020, este martes en el Puerto de Veleros de Enoshima (Japón). | Efe - Lavandeira Jr

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Agotado tras una Medal Race exigente, pero con una sonrisa que delataba la relevancia del momento, Joan Cardona compartía su alegría por la medalla de bronce obtenida en la clase Finn en los Juegos Olímpicos de Tokio, la primera para la delegación balear y la tercera para la vela isleña, un cuarto de siglo después. En una Medal Race de vértigo, el regatista menorquín, de 23 años, confesó que lo pasó «un poco mal, especialmente al principio de la segunda ceñida, pero sabía que tenía que pelear hasta el final, y en la última popa sabía que tenía que darlo todo. Lo hice y conseguí el objetivo de la medalla», explicaba a Última Hora minutos después de regresar a tierra.

Esa reñida lucha con el holandés Heiner y sus problemas en la segunda mitad de la prueba pusieron a prueba a Cardona. «Sabíamos que en una flota tan pequeña, era difícil llegar con un margen grande a la Medal. No me he complicado la vida, pese a unas malas decisiones, y lo he podido ir solucionando sobre la marcha... Y el premio está aquí, un bronce olímpico, un logro que dedica »a mi familia, a mi novia, mis amigos y a toda la gente del Real Club Náutico de Palma, que me ha estado viendo con una pantalla gigante y siempre me ha apoyado a lo largo de mi carrera«, comentaba rebosante de felicidad.

Este podio olímpico es la recompensa a muchos años de dedicación, »pues siempre tuve claro que quería hacer esto. En mi vida, la vela era una prioridad, mi objetivo era llegar a este día y al fin he hecho realidad mi sueño«, aseguraba, a la par que recordaba que »con 15 años, tuve que irme de casa para vivir en Mallorca y renuncié a muchas cosas de gente de mi edad, como salir de fiesta o con los amigos, para entrenar y sacrificarme. Pero era mi decisión, quería trabajar porque sabía que este día podía llegar. Y ha llegado«, decía emocionado.

»Yo venía aquí a por una medalla, pero una vez que la consigues es una sensación increíble«, proseguía Cardona, segundo medallista olímpico menorquín de la historia y tercero para la vela balear en unos Juegos. »Este bronce sabe a oro, porque por momentos he estado fuera de la Medal Race. Un oro es un oro, es lo máximo, pero este bronce vale muchísimo. No soy de colgar y guardar medallas, pero esta la tendré en un lugar destacado«, admitía orgulloso de su gesta en Enoshima.

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La celebración en la rampa y al llegar a tierra fue una explosión de alegría por parte de Cardona, que desea poder festejar su bronce en Enoshima y espera que »algo podremos hacer en la Villa, pero con ganas ya de ir a España y celebrarlo con mi gente. Con el equipo he podido hacerlo aquí, pero hay muchas personas que tienen culpa de este éxito«, proseguía el regatista del RCNP, que tuvo palabras de apoyo y ánimo para las tripulaciones de 49er y 49erFX, que se quedaron sin medalla. »Sabía que tenía que ser sexto o séptimo. Me ha dado mucha pena por ellos, es duro. Espero que mi medalla pueda darles una alegría, porque son amigos y buena gente«, decía Joan, que recuerda estos últimos mese como »un año intenso, increíble. Siempre he estado entre los 4 primeros y tenía que darlo todo. Creía mucho en esta medalla y hace justicia a muchas horas de trabajo y sacrificios. Es una sensación única, llevo trabajando para esto toda mi vida«, aseguraba.

»Es un orgullo tener esta medalla. A los Juegos viene mucha gente, pero pocos sacan medalla«, afirma Cardona, orgulloso de ser, junto a Sergio Llull, uno de los dos medallistas olímpicos de su Menorca natal, y de formar parte de un grupo de grandes figuras del deporte balear que puede presumir de este logro. »Entrar en ese grupo es una pasada, y más formar parte de una serie de deportistas de baleares que han logrado una medalla olímpica supone y me da una alegría inmensa. El poder compartir este éxito con gente que antes lo vivió y que son grandes referentes de la vela y otros deportes«, añadía el nuevo bronce olímpico de 23 años.

Y quiso tener un guiño especial para su club, el Náutico de Palma. »Llegar hasta aquí me permite devolver con una medalla la ayuda y el apoyo que siempre me han dado. Hacía muchos años que no tenía representantes olímpicos y ver que mi éxito hace feliz a la gente, me llena mucho más y hace que me sienta más contento de lo que he conseguido«, refería sobre la entidad de Ciutat, que estos días acoge la Copa del Rey de vela.

De cara al porvenir, acabada la travesía olímpica del Finn, no tiene claro cuál puede ser el siguiente paso. «No sé cómo puedo afrontar mi futuro en la vela olímpica tras este bronce. Creo que podría haber logrado más medallas y resultados importante, pero ahora tendré que estudiar qué opciones puedo tener», aseguró al respecto, segundos antes de correr raudo a seguir celebrando con su equipo un bronce que le hace entrar en los libros de historia del deporte menorquín, balear y español.