Nicolau y Rafa Mir posan en la Villa Olímpica de Tokio. | Fernando Fernández

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Los Mir son una familia de deportistas. Ese gen va más allá de la sala del Xelska y ha llevado a dos niños que de pequeños jugaban juntos en el Coll den Rebassa a unir sus destinos a través de un sueño olímpico que comparten estos días en la Villa de Tokio 2020, uno compitiendo con el equipo nacional de gimnasia artística y el otro con la selección española de fútbol.

Nicolau y Rafa Mir han pasado muchos veranos juntos, pero no imaginaban que el destino les iba a juntar por estas fechas a miles de kilómetros del Coll den Rebassa. Lo ha hecho en Tokio y como recompensa está el poder presumir de algo nuevo en común: haber participado en unos Juegos Olímpicos.

Sus padres, Magín y Pedro, el primero ex futbolista y el segundo entrenador del Xelska y del CTEIB, son primos y miembros de una familia muy apreciada en la barriada palmesana, han dado continuidad a esa tradición deportiva, superando todas las expectativas en ambos casos al contar en casa con dos internacionales que han ubicado a esta saga dentro del universo olímpico. Y quién sabe si hasta podría darles una medalla...

Pese a que las obligaciones profesionales de su padre (Magín), y posteriormente las suyas como futbolista, le impedían pasar todo el tiempo que querría en Mallorca, Rafa, que nació y se crió en Murcia, ha mantenido en todo momento un contacto muy estrecho y directo con Nicolau.

Son hijos de primos, pero ellos se consideran directamente primos, un lazo familiar que va más allá porque el deporte ha sido un nexo de unión añadido para ambos, que se encontraron en la Villa tras llegar Rafa desde Sapporo, donde España ha jugado los dos primeros partidos de la fase de grupos y dejaron una imagen de gran valor simbólico, deportiva y sentimentalmente. Porque aquellos niños que jugueteaban ya son dos hombres. Y son olímpicos.