Imagen tomada en el aeropuerto internacional de Haneda, Japón. | KIMIMASA MAYAMA

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Los organizadores de los Juegos Olímpicos de Tokio decidieron este jueves celebrar el evento sin público en las gradas debido al repunte de contagios en la capital, y dando marcha atrás a la medida anunciada hace dos semanas de contar con hasta 10.000 espectadores en los estadios. Esta medida llega después de que el Gobierno japonés acordara recuperar el estado de emergencia en Japón partir del próximo lunes y hasta el 22 de agosto, lo que anticipaba un endurecimiento de las medidas en plenos Juegos Olímpicos, que comenzarán el próximo 23 de julio.

Las ministra nipona a cargo de los Juegos, Tamayo Marukawa, anunció esta restricción sin precedentes en una cita olímpica tras la reunión celebrada este jueves entre los responsables de la organización y representantes de los comités olímpico y paralímpico internacionales.

La decisión de vetar la presencia de espectadores en Tokio se ha tomado poco después de que el primer ministro nipón, Yoshihide Suga, anunciara la aplicación de un nuevo estado de emergencia sanitaria por coronavirus en la capital, que coincidirá con la celebración de los Juegos.

La responsable del comité organizador, Seiko Hashimoto, afirmó durante la reunión que para prevenir una expansión de los contagios «es necesario enviar un mensaje fuerte y claro», y señaló que los responsables del evento debían «tomar una decisión difícil».

El presidente del COI, Thomas Bach, dijo por su parte que los organizadores «han mostrado responsabilidad desde el día en que los Juegos fueron pospuestos», y afirmó que apoyaría «cualquier medida que sea necesaria para celebrar unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos seguros para el pueblo japonés y todos los participantes».

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Bach participó en la reunión de forma telemática tras llegar a Tokio este mismo jueves, y mientras observa una cuarentena de tres días en su hotel durante antes de asistir a la recta final de los preparativos para los Juegos, cuya inauguración está prevista el próximo día 23.

El pasado 21 de junio, los organizadores anunciaron que los Juegos iban a celebrarse con un máximo de 10.000 espectadores en las gradas, aunque señalaron que se reservaban la opción de que las competiciones fueran a puerta cerrada en caso de repuntes de contagios.

Aquella medida iba en contra de las recomendaciones de los expertos, que advirtieron de que el movimiento de personas que acarrearán los Juegos combinado con la circulación de nuevas variantes del virus supondría un riesgo excesivo, por lo que recomendaron la celebración del evento sin público.

La decisión afecta a Tokio y a otras tres prefecturas colindantes que acogerán el grueso de las competiciones, además de Hokkaido (norte), aunque según dijo la ministra para los Juegos podría permitirse la entrada de público en otras sedes ubicadas en Shizuoka, Fukushima y Miyagi, que acogerán deportes como el ciclismo, el béisbol o el fútbol.

Los organizadores, que también decidieron hace meses vetar la entrada al país de visitantes foráneos durante los Juegos, tenían previsto ingresar unos 800 millones de dólares (670 millones de euros) a partir de la venta de entradas para los Juegos.