Marcus Cooper Walz, en la sede olímpica de París 2024. | F.F.

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Aquel joven de 21 años que explotó en Río 2016 con la gran campanada que supuso su medalla de oro olímpica en K1 1000 metros es hoy un referente del deporte español. El único deportista balear campeón de olímpico, mundial y europeo de distancias de los Juegos ha tenido el honor de ser el abanderado en la ceremonia de apertura de París 2024, y en la pista de Vaires-sur-Marne ha culminado un trabajo perfecto. Como la sincronía de ese K4 500 con el que repitió podio cinco años después en Tokio 2021 para colgarse la plata y ahora en París para lograr el bronce y su tercer metal, igualando a Rudy Fernández y uno por debajo de Joan Llaneras.

Ese niño de Cala d'Or que empezó de la mano de un amigo en el piragüismo en el Real Club Náutico de Portopetro, fue labrándose un palmarés brillante en júniors y sub 23, con oros mundiales y victorias que le señalaban como uno de los elegidos. Pero pocos contaban con él aquella tarde de agosto en la laguna Rodrigo de Freitas. Fue su presentación mundial, el primer peldaño de una carrera que antes ya mostró destellos.

Nacido en Oxford (3 de octubre de 1994), de padre británico y madre alemana, Marcus Cooper Walz tuvo en Joel Badia a su primer punto de apoyo para crecer como palista. Río fue su consagración, pero además es campeón mundial de K2 500 (2019 y 2021) y K4 500 (2021), sin dejar de lado sus títulos europeos de K4 1000 y K4 500 o el oro en esta distancia de cabecera en los Juegos Europeos de Cracovia o en los Mediterráneos de Tarragona. Lo tiene todo Marcus, con quince preseas en grandes competiciones y otras muchas en Copas del Mundo y campeonatos de España.

El Plan Cooper, una estrategia con la que pretende ayudar a gente que quiera iniciarse o dar un paso al frente en su preparación deportiva, es uno de sus proyectos paralelos al deportivo que ha protagonizado a las órdenes de Miguel García en Trasona, su base de entrenamiento estos años a las órdenes del capitán Saúl Craviotto con el legendario ya K4 500 español. Ambos, junto a Rodrigo Germade y Carlos Arévalo, dan forma a una tripulación que quedará para la historia. Como el palmarés de Marcus, que en sus terceros Juegos Olímpicos ha doblado su apuesta: K4 y K2.