Serra Ferrer: El cese inesperado (I)

Miquel Dalmau tomó en 1993 una de las decisiones más controvertidas y erróneas de su mandato al frente del Real Mallorca: destituir al técnico de sa Pobla

Tomeu Llompart y Serra Ferrer en el año 1993 en la sala de prensa del Lluís Sitjar | Foto: UH

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El vértigo del ascenso o el terror de perder la categoría causan estragos entre los aficionados, jugadores, técnicos y sobre todo en los directivos, ahora miembros de los consejos de administración de los clubes de fútbol. En el Real Mallorca podemos recurrir a un buen puñado de ejemplos tanto en la historia moderna como en los tiempos más lejanos. Sin embargo, de todos los momentos marcados en rojo enmarcados en una situación de máxima tensión, destaca uno por encima de los demás. Abrimos la página de la historia en la década de los noventa cuando el Real Mallorca jugaba en Segunda Division después de haber perdido la categoría la campaña anterior y romper con tres temporadas seguidas en Primera División.

Recordemos que la temporada 88/89 el equipo empezó a entrenarlo Ivan Brzic, que terminó siendo cesado y sustituido por Serra Ferrer tras la jornada 17. Ese curso el Mallorca ascendió tras eliminar en la promoción al Espanyol. La temporada 89/90 el Mallorca mantuvo la categoría y a la siguiente disputó la final ante el Atlético de Madrid. En la Liga, sin embargo, sufrió para mantenerse en Primera y estuvo cerca de bajar a Segunda, categoría a la que cayó la temporada siguiente terminado colista.

Empezaba la temporada 92/93 con Miquel Dalmau en la presidencia, con el club convertido ya en Sociedad Anónima y con el objetivo de ascender a Primera División. Serra Ferrer, pese al descenso del curso anterior, era el hombre elegido para dirigir los destinos del primer equipo y abordar de nuevo el objetivo del ascenso. Contaba para ello con una plantilla de mucho talento con hombres como Stelea, Prats, Serer, Fradera, Villena, Stosic, Sala, Paco Soler, Vidal, Gálvez y Bobdanovic como los más destacados.

Durante la temporada el equipo estuvo siempre bien ubicado llegando a la recta final posicionado para abordar el ascenso. Si fijamos el punto de mira en las últimas diez jornadas, la denominada liga de Aragonés, el Mallorca ocupaba la segunda posición con 38 puntos superado solo por el Lleida con 40.

Serra Ferrer: El cese inesperado (I)
Portada del domingo tras perder el Mallorca ante el Villarreal el sábado 12 de junio.

En este escenario había por lo tanto que mantener la calma e ir acelerando poco a poco, pero durante las diez semanas finales del campeonato apareció el vértigo del que les hablaba en el principio y se dieron una serie de resultados que incorporaron a la tensión lógica del momento, los nervios en el consejo de administración.

Uno de los momentos donde se concentró la sensación de miedo tuvo lugar a la conclusión del encuentro entre el Real Madrid B donde el Mallorca acabó perdiendo por cuatro goles a uno. Al término de este partido el presidente del consejo de administración, Miquel Dalmau, pidió explicaciones a Serra y se encontró con una serie de respuestas que al doctor de Sineu no le gustaron. Recibió ‘imputs’ muy sospechosos, explicaciones sin argumentos de peso y cierta sensación de distanciamiento entre técnico y futbolistas.

Información del 13 de junio, el día después de perder contra e Villarreal.

Al término de ese partido el presidente valoró muy seriamente tomar la decisión de destituir a Serra Ferrer, pero no lo hizo, algo de lo que se arrepintió en el futuro. Sin embargo, en ese momento el horizonte que se veía era el de un final de temporada donde las posibilidades de ascenso seguían vigentes y lo único que se debía hacer era mantener la serenidad y aumentar la confianza. En ese instante una destitución suponía un riesgo muy difícil de asimilar y sin duda era preferible confiar en que la situación cambiara con los mismos protagonistas.

Tras empatar en Lugo se ganó ante el Athletic B, pero se perdió otro partido clave en la lucha por el ascenso ante el Valladolid en Pucela (2-1). Cayó el equipo a la tercera plaza, pero tras ganar al Palamós en el Lluís Sitjar el fin de semana siguiente recuperó la segunda posición y la consolidó tras superar al Barcelona B en el Mini Estadi.

En este escenario el Mallorca llegaba a la jornada 37 con todo a favor para ascender directamente y además se enfrentaba al Villarreal en un Lluís Sitjar que, eso sí, presentó solo algo más de media entrada, pero con una afición que ya se veía en la máxima categoría. El conjunto de Castellón llegaba al encuentro bordeando el descenso, ocupaba la posición decimoquinta con 30 puntos, solo dos más que el Figueres, que delimitaba el vagón de cola.

Declaraciones de Serra Ferrer tras su destitución.

Sin embargo, nadie, absolutamente nadie, pensaba en no ganar el partido y en celebrar el ascenso es misma jornada o la siguiente. Pero rápidamente se vio que la tarde no sería fácil. Nada fácil. El Villarreal llegó a Palma a asegurar el punto y su técnico Carlos Simón ideó un plan de partido con el equipo defendiendo la meta de Luis Pascual y tratando de aprovechar alguna contra si se daba y si no a mantener el empate, que para ellos era vital.

Y permítanme que regrese al inicio cuando les hablaba del vértigo. El Mallorca, que había perdido semanas atrás a Vidal por lesión, trató de mandar en el juego y de ejercer de favorito, pero rápidamente se vio a un equipo sin claridad de ideas, sin brillantez en su juego, sin acierto en la toma de decisiones, todo fruto de la presión y de la necesidad de ascender.

Y a los 32 minutos llegó el mazazo en un claro ejemplo de la opacidad del juego bermellón. Irureta cedió el balón a Villena, pero la presión de Alcañiz hizo que la pelota no llegara bien al jugador rojillo y Reyes desde la frontal y de tiro cruzado puso el cero a uno en el marcador.

Declaraciones de Jaume Bauçà tras ser nombrado entrenador.

Faltaba un mundo por delante, pero el Mallorca no fue capaz ni tan siguiera de conseguir el tanto del empate. El final del encuentro todavía está perfectamente claro en la retina de los aficionados que lo presenciaron: silbido y abucheos y sensación clara de que el ascenso directo se había materialmente tirado por la borda, tal y como tituló Ultima Hora en la crónica del encuentro del domingo 13 de junio. Recordemos que el partido se jugó el sábado.

A partir de ahí la decepción absoluta y el abatimiento. Con la afición repartiéndose en las calles adyacentes a la Plaza de Barcelona, sa Sinia de’n Gil y Gómez Ulla, el estadio poco a poco se quedó vacío y la atención se centró en la zona de vestuarios. Serra Ferrer compareció ante los medios con la derrota reflejada en su rostro. No era para menos. «Son cosas que desgraciadamente pasan en el fútbol. En este partido nunca hemos merecido la derrota porque dispusimos de numerosas ocasiones de gol para ganar con facilidad, pero ahora solo nos cabe aceptar que hemos perdido y hacerlo con resignación».

Declaraciones de Miquel Dalmau a las puertas de la promoción.

El técnico tuvo también un mensaje para los medios poco antes de marcharse de nuevo hacia vestuarios: «Nosotros no hemos hecho triunfalismo, sois vosotros los que dais dimensión a los acontecimientos». Y de esta forma redactores y fotógrafos se dirigieron de nuevo a las redacciones para elaborar la crónica de un partido perdido y de un descenso que se escapaba, pero bajo ningún concepto pensaban que horas después Serra Ferrer sería destituido a falta de una jornada para que terminara la Liga y a las puertas de una promoción donde todo podía suceder.

Con los focos del Sitjar apagados el plan de Dalmau se estaba trazando ya en su cabeza. Jamás ha quedado claro qué sucedió en la zona de vestuarios del Lluís Sitjar al término del encuentro, pero está claro que se mascó la tragedia. Y esta tuvo varios actos.

El sábado, cuando la noche cubría la Isla, Miquel Dalmau decidió pasar a la acción y llamó por teléfono a Serra Ferrer. Los motivos de la comunicación los explicó el propio técnico a Ultima Hora. «El sábado el presidente Miquel Dalmau me llamó a mi casa y cuando yo esperaba unas palabras de ánimo y apoyo tras la derrota ante el Villarreal, porque yo estaba hecho polvo, me pidió que dimitiese…Cuando más necesitaba el apoyo el equipo y el cuerpo técnico, te dan la espalda», relataba Serra Ferrer una vez consumado el fichaje de Jaume Bauçà.

Sin embargo, ningún medio de comunicación interpretó un hecho clave en toda esta historia y que tuvo lugar el domingo siguiente al perder ante el Villarreal. Ese día en el Miquel Nadal había varios partidos de los equipos filiales y Serra no compareció cuando siempre solía ser habitual verle observando los encuentros tanto del Tercera División como del resto de categorías. Sin embargo, decidió no ir. Nadie sospechó en ese momento que lo que realmente se estaba masticando de puertas para adentro era la destitución del técnico.

Y los acontecimientos se precipitaron el mismo lunes por la mañana. Antena 3 Radio dio la noticia a media mañana: Serra Ferrer había sido cesado y su sustituto es Jaume Bauçà, técnico del Arenal y que también había entrenado al Cardassar y que además era natural de Sineu. Ultima Hora publicó en la segunda edición la noticia y el martes fue tiempo para los detalles. Serra y su segundo Tomeu Llompart fueron destituidos mientras que tomaron el control del primer equipo Jaume Bauçà, Nando Pons y Pau Albertí.

Bauçà había solicitado excedencia del colegio donde era profesor, como ya hizo posteriormente Gregorio Manzano, y tras pasar por los banquillos de Cardassar y Arenal le llegaba por primera vez la oportunidad de dirigir en el fútbol profesional. Años atrás jugó en el Real Mallorca y su amistad con Dalmau hizo el resto. Nadie ha dudado nunca de la capacidad del entrenador de Sineu, pero resultaba evidente que de la noche a la mañana se trataba de tomar el timón de un barco que en ese momento ya iba a la deriva, que había perdido el rumbo del ascenso directo y que lo fiaba todo a la promoción.

Serra Ferrer, con todas sus cosas buenas y malas era un técnico con una gran experiencia en situaciones límite y si bien hablar a todo pasado y desde el teclado de un PC es muy fácil, en ese momento tal vez Dalmau debería haber ponderado más la decisión que tomó.

Estupor y sorpresa es lo que se dio entre la afición y en general en la prensa y en el mundo del fútbol. Cabe recordar que Dalmau meses atrás, cuando tomó las riendas del Mallorca, decidió darle a Serra plenos poderes con una frase que le fue recordada ese año: «Quiero dejar bien claro que Serra Ferrer fue designado manager vitalicio del club con amplios y plenos poderes», explicó el presidente al tomar el control del Mallorca.

En la mañana de lunes 14 de junio, Dalmau trató de explicar los motivos que le llevaron a despedir a Serra. «Desde hace más de dos meses el equipo no jugaba bien y los resultados tampoco eran buenos. Tengo que decir honradamente que yo, desde hace dos meses, no veía jugar bien al equipo. Esperaba que la situación se pudiese superar con los resultados, pero no ha sido así. Se me puede decir que debí haber destituido a Serra hace dos meses, puede ser, pero el sentimiento de amistad que me une a él me impidió hacerlo. Además, el equipo llevaba cuatro puntos de ventaja a los seguidores y siempre tuve esperanzas de mejora. Acepto las críticas por no hacerlo antes y por hacerlo ahora, a tan solo 14 días de la conclusión de la temporada y con la promoción de por medio», reflexionaba Dalmau con semblante abatido.

En su discurso ante los medios no dio más detalles más allá de aspectos futbolísticos. «La decisión es seria y responsable, por eso el consejo de administración del Mallorca ha actuado así. Ante la situación del equipo, el mal juego y los resultados negativos, había que hacer algo en beneficio de la entidad. No ha sido una decisión agradable», explicaba el entonces presidente del Real Mallorca.

Pero lo que más llamó la atención de su mensaje final fueron estas palabras: «Ahora mismo el equipo, la plantilla, no tiene la entidad y la dignidad suficiente para afrontar con garantías la promoción. Si hay posibilidades en los escasos diez días que quedan, de hacer algo positivo y buscar un revulsivo, por qué no vamos a intentarlo», dijo.

Como se pueden imaginar esa mañana de lunes ni todas las preguntas eran suficientes ni tampoco todas las explicaciones que se daban eran del todo convincentes. Pero había una cuestión clave en esta historia y esta no era otra que conocer los motivos que impulsaron a Dalmau a contratar a un entrenador que en ese momento solo había dirigido en Tercera División. «Hemos sopesado bien esta alternativa. Nando Pons le conoce bien y sabe cómo trabaja. Además fue jugador del Mallorca, nos conoce bien y siempre es mejor que una persona que venga de fuera, que desconoce nuestra actual situación. Y en cuanto a Pau Albertí, tanto Jaume como Fernando nos pidieron la colaboración de un profesional de la preparación física».

Y a partir de ahí quien más quien menos fue tirando del hilo y se conoció que Dalmau había iniciado los contactos con Bauçà semanas antes de tomar la decisión de prescindir de Serra. «Ha sido algo inesperado y repentino. Fue curioso se pusieron en contacto conmigo para que yo trabajara en la entidad el año que viene. Fueron dos personas hace dos o tres semanas, una de ellas fue el presidente». Llamó la atención que una de esas personas no fuera Serra Ferrer, que en su cargo de mánager general era quien debía tomar la decisión de incorporarle o no al club. De hecho el propio Serra Ferrer estaba molesto por esta circunstancia, los contactos entre Serra y Bauçà. «No sabía nada. Me lo podía haber dicho el presidente, por lo menos».

Y entre declaraciones y situaciones poco claras, llegó el último partido de Liga y como es lógico el Mallorca no se logró el ascenso directo a Primera. Tampoco lo hizo en la promoción y el equipo se quedó una temporada más en Segunda y a la campaña siguiente fue su primer año en el Betis.

Bauçà se mantuvo en el cargo en el arranque de la próxima temporada, pero fue cesado la campaña 94/95 dando paso a Irulegui. Con el paso de los meses la destitución de Serra fue cayendo en el olvido, entre otras cosas porque se situó un paraguas protector que dejó muchos asuntos en una nebulosa. Hasta que cuatro años después, Miquel Dalmau rompió su silencio.

(FIN DE LA PRIMERA PARTE)

EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO: Dalmau: «Tuve directamente proposiciones que se tendría que arreglar el partido (ante el Villarreal) y me negué en rotundo»