Imagen del once inicial de ses Salines en el partido disputado este sábado en Maria de la Salut en la última jornada de la fase de ascenso a Primera Regional y en la que el equipo visitante abandonó el encuentro en el minuto 80 tras los insultos racistas sufridos por uno de sus jugadores. | R.D.

TW
19

 El domingo se hartó y dijo basta. Morad Zahraqui no dudó en retirarse del partido de la fase de ascenso a Primera Regional que enfrentaba al Maria de la Salut y a su equipo, el ses Salines, después de que un compañero recibiera insultos racistas desde la grada. Todo el conjunto que entrena Joan Caldés le siguió y ahora lamenta que el del otro día puede haber sido su último encuentro. No quiere ni tiene por qué aguantar comentarios xenófobos cuando intenta disfrutar de su afición y el episodio vivido le ha llevado a pensar en colgar las botas a los 30 años.

«Hubo un pique y un jugador que había sido expulsado empezó a insultar a mi compañero Azeddin El Hoummani. Me dirigí hacia la grada para intentar templar los ánimos y pedirle calma porque sólo faltaban diez minutos e iban ganando 4-0, pero siguió gritando ‘putos moros’ y ‘os podéis ir todos a Marruecos’ y no me lo pensé más. Me fui, se lo comenté al míster y todos me siguieron», comenta al mismo tiempo que razona que hubiera hecho lo mismo ganando o empatando e independientemente del minuto que fuera.

Le dolieron los insultos, pero también las risas del medio centenar de personas que estaban escuchando lo que sucedía sin actuar. «Tanto su capitán, como muchos de sus jugadores y el delegado local se comportaron muy bien con nosotros, pero me fastidió ver sus celebraciones cuando creo que había pocos motivos para estar contentos cuando pasa algo así», explica Morad, que lamenta que el rival que insultaba lo hacía con su hijo en brazos y que algunos trataran de quitarle hierro al asunto.

Noticias relacionadas

El episodio vivido en Maria de la Salut fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Morad, que ya ha pasado por situaciones similares esta temporada. «Ya nos insultaron en Son Verí y en el Rafal, pero este incidente tampoco será el último porque no se está haciendo nada al respecto», explica. Los insultos xenófobos ya le llevaron a cambiar de equipo después de militar en el CD Marroquíes de Manacor. «Lo dejé porque era insoportable ir a cualquier campo y que te estuvieran diciendo de todo», comenta al respecto de una trayectoria que le ha llevado a defender los colores, entre otros, del Santanyí y del Porreres, donde reside desde los ocho años.

El jugador de ses Salines no concibe que en 2023 y en un entorno deportivo en el que se deberían promover valores positivos puedan proferirse con total impunidad insultos racistas. «Quiero poder disfrutar del fútbol y quedarme con los buenos recuerdos, que es lo que al final nos va a quedar. Si no hay una respuesta ante episodios xenófobos como el que hemos sufrido colgaré las botas porque no compensa. Tengo un niño pequeño y quiero disfrutar con él en los campos o tener tiempo con la familia en lugar de ir a sitios a sufrir cosas como estas», dice.

Tanto su técnico, Joan Caldés, como su compañero Cristian Segovia muestran un apoyo total a la iniciativa que tomó Morad e insisten en la idea de que tanto la Federació de Futbol de les Illes Balears (FFIB) como las instituciones tienen que actuar en consecuencia. «Me molesta que las víctimas son las que se tienen que ir y que el agresor se queda campando a sus anchas», afirma Cristian Segovia, uno de los veteranos del equipo, mientras que Joan Caldés reclama que tanto los colegiados como los clubes tengan claro el protocolo a seguir en estos casos.