Imagen de Felip Báez en primer término junto a los jugadores y cuerpo técnico del equipo benjamín del Sporting Sant Marçal. | Pilar Pellicer

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«Por culpa de la esclerosis múltiple estoy sentado en una silla de ruedas, pero gracias a la esclerosis múltiples puedo escribir, hacer poesía, viajar o entrenar a fútbol». Esta reflexión es una de las múltiples lecciones que se pueden extraer de la visión y experiencia de Felip Báez, que no ha dejado que sus dificultades para desplazarse le priven de disfrutar de las cosas que más le gustan, entre ellas, ser entrenador. Desde el año pasado ejerce en el banquillo del Sporting Sant Marçal, donde forma tándem técnico en el benjamín A con Bernat Rigo, y contribuye a visibilizar que todo es posible si eres consciente de tus limitaciones y sabes adaptarte.

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Felip Báez participa de forma activa en los entrenamientos del benjamín del Sporting Sant Marçal

Con 20 años se marchó a Lleida para estudiar INEF y se adentró en el rugby después de que en la Isla jugara como mediocentro en el Atlético Baleares y en el Sporting Sant Marçal. Ejerció como profesor de educación física de secundaria en Girona, donde se sacó el título nacional de fútbol y como preparador físico se enroló en las categorías del Girona Futbol Club. Todo cambió en 2012 cuando le diagnostican esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa que le hizo perder progresivamente la coordinación y el equilibrio e ir aumentando su fatiga hasta llevarle hasta su particular «caída a los infiernos» en 2015. Dejar de trabajar, de conducir y de perder vida social fue un varapalo que le llevó a refugiarse en los diferentes cursos que aparecían.

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‘Fútbol a su medida’ fue su primer libro en 2012, el año en el que la esclerosis apareció en su vida. Tres años después el ajedrez, pero sobre todo la poesía y unos cursos de escritura creativa fueron su refugio para dejar atrás sus peores momentos. «Me sacaron del infierno», dice. Un poemario y dos novelas en catalán completan su lista de obras, aunque estas tres han sido escritas bajo el pseudónimo de ‘Filippo Grey’ para dar rienda suelta a su perfil «más gamberro». Vampiros, sexo y excesos son algunas de las notas más recurrentes de su faceta literaria.

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Forma tándem como responsable del equipo con Bernat Rigo y cuenta, entre otros ayudantes, con Sergi Roibal y Gabi Gomis

Regresó a Mallorca en 2019 y cuando la temporada pasada surgió la posibilidad de entrenar no lo dudó. «Los niños son los que mejor responden a tener un entrenador en silla de ruedas. No tienen los mismos estigmas sociales que los adultos y lo viven con una gran normalidad. A los mayores les cuesta un poco más y aprenden de los niños», explica sobre una experiencia que también le ha servido para comprobar las barreras arquitectónicas de las instalaciones.

«Hacemos muchos juegos y en los ejercicios participó de forma activa porque los niños me tiran la pelota para que rebote en la silla o tienen que superarme. Me he vuelto a sentir entrenador», explica. «Los chicos me ayudan, saben que pueden hacer bromas, subirse conmigo a la silla para dar una vuelta… para ellos es algo normal porque ven limitaciones pero no impedimentos», comenta. «La sociedad tendría que tener su visión sobre la diversidad y la discapacidad», subraya. «Para mí es una gran ilusión ver como mejoran y sienten que es gracias a lo que les enseñas. Yo he logrado sentirme de nuevo en la bolsa de la normalidad, ya era normal, pero lo sientes de verdad», concluye.