Juanse Varela, en el centro, aupado por sus compañeros dentro del vestuario después de marcar dos goles en su debut contra el Santa Catalina Atlético.

TW
2

Dicen que el deporte es mágico porque nos iguala a todos. En lo social y cada vez más en lo físico. Si no, que se lo pregunten a Juan Sebastián Varela. El joven padece acondroplasia, un trastorno que evita el crecimiento de los huesos y afecta sobre todo a los brazos y las piernas causando un elevado porcentaje de los casos de enanismo que hay en el mundo. A él nunca le ha impedido disfrutar de su gran pasión: el fútbol. El pasado fin de semana, tras casi un año de problemas burocráticos que demoraban e impedían su inscripción federativa, debutaba a lo grande con el equipo cadete del Santa Ponça: marcando dos goles y celebrando junto al resto de sus compañeros una amplia y merecida victoria contra el Santa Catalina Atlético.

Juanse Varela nació hace 14 años en Argentina y llegó con su familia a Mallorca a principios de 2022. Solo un mes después, ya estaba integrado en la estructura del Santa Ponça, donde intentaba prolongar ese sueño que traía de su país. Allí, como uno más, jugaba con el Porvenir, un club de la provincia del Neuquén, en el noroeste de la Patagonia. Aquí no podía hacerlo ni participar en ninguna de las competiciones oficiales en las que está inscrito el club, aunque entrenaba con el resto del grupo a la espera de que se le tramitara la ficha.

Pese a que su altura es muy inferior a la de sus compañeros —mide aproximadamente 130 centímetros— nunca se ha sentido diferente a ellos. Y menos habiendo un balón de por medio. «Más bien suele ser al contrario», asegura Florencia, su madre. «Siempre ha sido muy bien acogido y ha tenido una excelente recepción, tanto por parte del club como entre sus compañeros. Ellos y su entrenador siempre le han hecho sentir como uno más. Y a la hora de jugar no le importa lo más mínimo ser más pequeño que el resto».

Juan Sebastián vivió el domingo su gran día. Después de un montón de meses esperando disponía al fin de una ficha sellada por la Federació de Futbol de les Illes Balears (FFIB) que le autorizaba para jugar en la Primera Regional de la categoría cadete con su equipo, el Santa Ponça, que poco después del mediodía se enfrentaba al Santa Catalina Atlético en el campo municipal Son Flo. Tras empezar en el banquillo, accedió al terreno de juego en la segunda mitad para sustituir a su compañero Lucas y todavía tendría tiempo para marcar dos tantos. Uno, presumiendo de oportunismo y aprovechando un rechace del portero para empujar la pelota a la red desde la puerta del área pequeña. El otro, presumiendo de calidad y ajustando con un derechazo el balón al palo izquierdo del guardameta. Mejor, imposible. Dos goles especiales que le llenaban de felicidad a él y a sus camaradas, como atestiguan los videos que colgaba posteriormente el club a sus redes sociales.

«Como buen argentino, es un loco del fútbol», bromea su entrenador, José Peña, que destaca también el cariño que genera Juan Sebastián entre las paredes del vestuario. «Le quieren mucho y le apoyan mucho, están con él a muerte. Los rivales al principio sí que se sorprenden un poco por su altura, pero la verdad es que técnicamente es muy bueno», apostilla para referirse al joven, que encima del tapete se maneja en la posición de mediapunta.

Peña también asegura que el caso de Juan Sebastián es tan poco habitual como ejemplar. «Llevo 21 años entrenando y nunca me había tocado trabajar con ningún niño con acondroplasia, aunque eso en ningún momento ha supuesto un problema. Él ya estaba en el equipo desde el año pasado y yo llegué al club cuando empezaba la temporada. Me consultaron si tenía algún inconveniente en que estuviera con nosotros, pero solo faltaría... Por encima de todo somos formadores y el fútbol es de todos y para todos. Por supuesto, sobra decir que Juan Sebastián es uno más. Es el primero en llegar y de los que nunca fallan», subraya.

Ahora que ya ha caído la última barrera que quedaba en pie, la burocrática, Juan Sebastián Varela quiere demostrar su grandeza en los campos de fútbol.