Agentes de la Guardia Civil se desplazaron este sábado 17 de septiembre a sa Pobla para mediar en los incidentes que se produjeron durante el encuentro entre el Poblense B y el Santa Catalina Atlético B de Segunda Regional. | R.D.

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La temporada 2022-23 apenas ha pasado las primeras páginas del calendario y una vieja lacra ha vuelto a sacudir al fútbol balear este fin de semana. Un episodio de violencia ha manchado la jornada en el grupo B de Segunda Regional, donde el partido entre el Poblense B y el Santa Catalina Atlético B disputado en sa Pobla requirió de la intervención de la Guardia Civil. El caso podría llegar a manos de la Justicia, ya que el jugador local prevé emprender acciones por las heridas y unas posibles connotaciones racistas en la agresión. Un extremo de xenofobia que otros testigos de la parte visitante niegan por completo.

El choque entre el Poblense B y el Santa Catalina Atlético B discurría con cierta tensión sobre el terreno de juego cuando el voltaje comenzó a dispararse desde la grada cuando algunos seguidores del conjunto palmesano comenzaron a insultar a un futbolista azulgrana aludiendo a su raza. Familiares del jugador local expresaron su malestar a las personas que le estaban faltando al respeto, pero su actitud se mantuvo hasta el pitido final, al que se llegó con empate a uno en el marcador. El jugador insultado se dirigió al sector del que procedían las faltas de respeto y se vio rodeado por varios efectivos del equipo visitante iniciándose una trifulca.

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Siempre según el relato de testigos presenciales del lado local, el conflicto se trasladó incluso al bar del campo viviéndose una situación violenta con lanzamiento de objetos y motivando desperfectos y obligando a varios presentes a tener que buscar refugio para evitar daños. Sólo el comportamiento y el temple de algunos integrantes de las partes implicadas hizo que se pudiera controlar la situación hasta que la Guardia Civil hizo acto de presencia para hacerse cargo.

Sin embargo, el relato es completamente opuesto a lo que explican integrantes del Santa Catalina Atlético, que niegan cualquier tipo de insulto racista hacia el jugador local. La versión de las fuentes consultadas por este periódico de la entidad de Ciutat aseguran que los jugadores del equipo palmesano se despedían de su afición con normalidad cuando un aficionado del Poblense habría ingresado al terreno de juego y le habría dado una patada a uno de sus futbolistas. A partir de ahí se desencadenó un intercambio de golpes y, según el mismo interlocutor, fue en la huida fue cuando un integrante del Poblense se habría cortado en la mano al saltar una valla, un extremo que también confirman fuentes del club local. Representantes de los dos equipos, que expresaron su rechazo a la violencia, mantuvieron contactos tras el partido y a lo largo del domingo para aclarar los hechos y mantener la cordialidad.

Las lesiones del jugador del Poblense requirieron de asistencia médica y el parte de lesiones formará parte de las acciones judiciales que comenzará a emprender el abogado Toni Antich. También se revisan todos los detalles de la agresión por si el componente racista pudiera tener más recorrido ante los tribunales. El caso se ha convertido en el primer incidente grave de la temporada en el fútbol balear, que el pasado curso vivió varios episodios hasta el punto que los colegiados optaron por parar la competición ante los múltiples incidentes sufridos.