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Dieciocho años después de su última participación, el Barcelona regresará a la Liga Europa, la segunda competición continental, y se medirá en la eliminatoria de los dieciseisavos de final al Nápoles, 'coco' del sorteo y ligado con el club azulgrana por la figura de Diego Armando Maradona. El conjunto italiano era uno de los rivales que quería evitar el club azulgrana, que deberá recuperar su mejor versión si quiere competir ante el equipo entrenado por Luciano Spaletti.

No es un rival del todo desconocido para algunos de los jugadores del Barcelona. En la temporada 2019-20, curso en el que el Barcelona cayó por 8-2 en los cuartos de final de la Liga de Campeones contra el Bayern de Múnich, se enfrentaron al Nápoles en la eliminatoria previa. El Barcelona, entonces entrenado por Quique Setién, empató en la ida disputada en San Paolo (1-1), poco antes de que se parara la competición por la covid-19, y en agosto firmó el pase a los cuartos de final en el Camp Nou con un 3-1 gracias a los goles de Messi, Luis Suárez y Clément Lenglet.

Ni el argentino, en el París Saint-Germain, ni el uruguayo, en las filas del Atlético de Madrid, forman parte del actual plantilla del Barcelona, que en la fase previa de la Liga de Campeones solo ha anotado dos goles en seis partidos. Además, con el delantero nigeriano Victor Osimhen, ahora lesionado, el español Fabián Ortiz y el siempre peligroso Lorenzo Insignie, el conjunto napolitano parte como favorito de la eliminatoria, que empezará el 17 de febrero en el Camp Nou con el partido de ida y se cerrará el 24 del mismo mes en Nápoles.

En la eliminatoria de la Liga Europa, Xavi espera recuperar a efectivos en la delantera, como Ansu Fati y Memphis Depay, y confía en reforzarse con vistas al mercado de invierno para afrontar el reto europeo con más de pólvora. Será una eliminatoria especial para ambos clubes. El nombre de Diego Armando Maradona planeará en la previa. El astro argentino, fallecido en noviembre de 2020, jugó en el Barcelona dos temporadas (1982-83/1983-84) poco antes de fichar por el Nápoles donde se convirtió en una leyenda.

En siete temporadas en San Paolo, el 'Pelusa' se erigió en el referente del equipo napolitano, que bajo su batuta conquistó una Copa de la UEFA (1988-89) y dos 'Scudetto' (1987 y 1990). Una eliminatoria con muchos ingredientes para el Barcelona, que hacía dieciocho años que no participaba en la segunda competición europea, ahora denominada Liga Europa. De hecho, la última vez que la jugó (2003-04), el título se denominaba Copa de la UEFA y, curiosamente, coincidió con el primer año de Joan Laporta como presidente.

Era un Barça también en construcción. El argentino Lionel Messi todavía no había debutado en partido oficial con el primer equipo azulgrana y Ronaldinho era la estrella de una plantilla con jugadores heredados del legado de Joan Gaspart como Patrick Kluivert, Philip Cocu o Gerard López, entre otros. La historia se repite y, en el primer año de la segunda etapa del abogado a la presidencia, el club catalán, apeado de los octavos de final de la Liga de Campeones tras caer en el último partido de la fase de grupos ante el Bayern de Múnich, buscará competir en la segunda competición continental.

Desde que levantara la Liga de Campeones en 2015, el Barça solo hace que encadenar decepciones en forma de goleada en la Liga de Campeones. Juventus, Paris Saint-Germain, Roma, Liverpool y Bayern de Múnich se han aprovechado de las debilidades azulgranas. En febrero, la Liga Europa será una buena oportunidad para que los jugadores jóvenes como Pablo Paéz Gaviria 'Gavi' y Nico González, entre otros, se fogueen ante un rival con nivel para jugar la 'Champions'.