Cata Coll exhibe la medalla de plata conquistada en el Mundial sub 20 de fútbol femenino. | M. À. Cañellas

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Cada cierto tiempo, Mallorca acostumbra a recordar al mundo que es tierra de campeones. En cualquier disciplina o en cualquier escenario, casi siempre emerge algún deportista indígena dispuesto a reescribir la historia e iconizar su gesta.

La Bretaña francesa ha entronizado durante los últimos días a Patri Guijarro y a Cata Coll, dos futbolistas con el ADN del Collerense que han liderado la enorme eclosión de la Selección española femenina en el Mundial Sub 20.

Guijarro, reclutada temporadas atrás por el Barça, está llamada a ser una jugadora capital en la absoluta. Ha sido la mejor del torneo y es la gran referencia de una generación aparentemente destinada al éxito. La clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio es ahora su gran reto.

Si Patri Guijarro ha exhibido durante el Mundial un instinto goleador fuera de lo común, Cata Coll se ha mostrado como una portera formidable.

Su actuación en las semifinales ante Francia —detuvo un penalti en la recta final del encuentro— la ha convertido en una de las grandes heroínas de ‘La Rojita’. Su fichaje por algún club de la máxima categoría parece próximo, aunque Cata Coll, que anoche volvió a casa con la medalla de plata colgada al cuello, seguirá jugando esta temporada en el Collerense. Todo un lujo. Ningún representante del Govern acudió a recibirla. Era domingo...