Manix Mandiola se dirige a los aficionados durante la presentación del equipo. El entrenador fue el encargado de resucitar al equipo el pasado curso cuando todo estaba perdido. | Jaume Morey

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El sábado habrán pasado 104 días desde que el Atlètic Balears confirmó la permanencia en Segunda División B. Habrán sido tres meses y 12 días desde que el trece de mayo el conjunto blanquiazul superara al Ebro por 3 goles a 1 y certificara el milagro de la salvación. Lo que semanas atrás parecía más que improbable, esa tarde de mayo se hizo realidad.

De esa plantilla a la que jugará en Castalia el sábado inaugurando la decimocuarta temporada en Segunda B no habrá tanta diferencia. Solo tres futbolistas que formaron parte de ese once titular no estarán el sábado: Aulestia, Xisco y Sergio Sánchez. La baja del ‘Mago’ obligará a ATB a reinventarse porque no hay nadie que pueda sustituir al 7. Pero tanto Manix como el Atlètic quieren confirmar que también hay vida y fútbol después de Xisco. Si bien no hay sustituto, el club sí ha acudido al mercado apuntando alto.

Fichajes

Ha fichado a Marcos Jiménez de la Espada, posiblemente uno de los mejores nueves del grupo. Se hizo con Nuha, el gran deseado en el pasado mercado de invierno y que demostró que puede complementarse muy bien con el pollençí. A partir de ahí los fichajes que han llegado dan la sensación de que mejoran y dar solvencia al grupo ya existente. Hombres como Alvaro Vega, Rubén González, Carlos Expósito, Adrián Rueda, Tomás Gallardo, Pedro Ortiz y Adrián Hernández, unidos a los ya mencionados Nuha y Marcos, deben hacer posible que no se vuelva a repetir una temporada como la anterior.

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La premisa principal, posiblemente una de las más importantes, la resolvió con relativa prontitud el Atlètic al confirmar en el banquillo a Manix Mandiola. El técnico, cargado de batallas en el fútbol de barro, supo arreglar lo que en su día estropearon los primeros inquilinos del banquillo. Con una plantilla peor que la manejada por sus antecesores, el preparador vasco supo exprimir el sudor para lograr una agónica salvación y ganarse el cariño de una afición que ya lo tiene en su galería de ídolos.

Y es que el precio que pagó el club el pasado verano cuando confió el proyecto a un técnico sin experiencia y sin recorrido en la categoría fue muy grande. Ahí empezó todo, en ese error estratégico tan importante.

Este año al menos el banquillo tiene un entrenador, al que las cosas le pueden salir bien o mal, pero el aval de su experiencia y su capacidad comunicativa con los jugadores y con el entorno es más que evidente. También lo es su libro de estilo y sus conocimientos de la categoría.

Ambición

La gran pregunta ahora es con este entrenador y con esta plantilla, en la que siguen los Villapalos, Vallori, Guasp, Fullana, Rovirola, Canario, Kike, Nacho y Hugo Díaz hasta dónde se puede llegar. Resulta sensato pensar que el objetivo debe ser mucho más ambicioso que no solo la permanencia, pero un año más el vagón de cabeza estará muy solicitado: Barça B, Levante B, Espanyol B, Hércules, Alcoyano, Villarreal, el propio Castellón. Y es que nadie quiere ser comparsa en una categoría de paso. De paso hacia arriba, claro.