Álex Serrano y Borja pelean por el control del balón. | M.A.BORRÀS

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El derbi de Ciutat camina hacia su segundo acto bajo una nube de contrastes. Desde la última vez que se miraron a los ojos, a principios de septiembre y con la liga amaneciendo, los caminos de Mallorca y Atlético Baleares se han ido separando. Durante muchos meses, los dos equipos, sus respectivos proyectos y las aficiones que los empujan, han vivido a distintas alturas y en universos independientes. Dos mundos aparte que volverán a cruzarse en un fin de semana mágico para la capital balear. El destino y el balón han querido que la segunda cita llegue marcada por los interrogantes, porque además de las diferencias que proyecta la clasificación se van a medir dos estados de ánimo tan contrapuestos, que lo que pase el domingo sobre la alfombra de Son Moix puede marcar el resto de la campaña.

El derbi, que hace solo dos meses parecía un combate entre un peso pesado y un peso mosca, se ha ido equilibrando con el paso de las semanas, al menos en lo que a sensaciones se refiere. Números aparte, porque entre los de uno y otro equipo sigue mediando un abismo, el Mallorca ha perdido gas a medida que se arrimaba al partido y el Atlètic, aunque herido de gravedad, ha recuperado algo de aliento justo a tiempo de irrumpir por primera vez en la nueva casa del vecino. Los de Vicente Moreno acumulan seis jornadas sin ganar —en las que además se han cruzado con la mayoría de conjuntos de la zona pantanosa— y su paso por Santa Eulària, donde sufrió la primera derrota del curso de manera inesperada, activó el piloto de alerta.

El ATB, acostumbrado a vivir en el fango desde que arrancó la temporada, viene de derribar un muro que lo tenía atormentado y con la mochila llena de piedras. Se quitó un peso de encima al derrotar al Formentera en Son Malferit y aunque el asalto a Son Moix parece un objetivo de talla grande, la plantilla vuelve a creer que es posible. Una situación extraña para ambos que puede inclinar el derbi hacia cualquier costado. Con los datos registrados hasta el momento, la visión del partido es muy diferente. El Mallorca, a pesar del bache por el que circula, domina el grupo III con autoridad y lo seguirá haciendo ocurra lo que ocurra en el derbi. Algo muy parecido le pasa al Atlético, que difícilmente saldrá del túnel de la parte baja aunque clave su bandera en Son Moix. En cualquier caso, todo lo que sea puntuar en el domicilio del líder debería reforzarle en su intento de tirar hacia arriba en la clasificación. De paso, alargaría esa fase de oscuridad por la que transita el Mallorca y dejaría al conjunto rojillo tocado y frente a cruce de caminos.