Neymar, durante su presentación como jugador del PSG. | Reuters

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El Parque de los Príncipes recibió como un rey a Neymar. Aspirante a la corona mundial, ahora libre de la larga sombra de Messi, el astro brasileño tuvo una bienvenida que los aficionados del Paris Saint-Germain (PSG) tardarán en olvidar.

Algunos veteranos comparaban en los alrededores del estadio la acogida a Neymar con las que en su día se dispensaron a Ronaldinho o a Beckham.

Pero lo cierto es que el primero no era todavía la superestrella que sería después cuando llegó a la capital francesa, y el segundo sólo vino a poner punto y final a su carrera.

Neymar ha desembarcado en París para convertirse en el mejor del mundo. Lo dijo bien claro en el acto de presentación en el que recibió el calor de unas 50.000 personas: «Estoy aquí para hacer historia».

Y los hinchas del PSG, sobre todo el sector ultra, se lo agradecieron a los acordes de la samba «Aquarela do Brasil», aunque sustituyendo el clásico «Brasiiiil» por «Neymaaaar».

Otro de los retos para «Ney» será que el público parisino, que tiene una merecida fama de frío, se contagie del espíritu lúdico del «jogo bonito» y empuje desde las gradas algo más de lo habitual.

No parece casual que la nutrida representación brasileira en el PSG (cinco jugadores) se compusiese hasta ahora sobre todo de jugadores con misiones defensivas, de los cuales cuatro fueron este sábado titulares frente al recién ascendido Amiens: Dani Alves, Thiago Silva, Marquinhos y el italo-brasileño Thiago Motta.

Desde las 14.00 (12.00 GMT), ya había aficionados alrededor del Parque de los Príncipes ansiosos por entrar a participar en la fiesta, aunque la presentación de Neymar estaba prevista para dos horas más tarde.

La brasileña Ricarda Souza, envuelta en una bandera «canarinha» y acompañada por su novio francés George, no ocultaba su emoción por ver de cerca al que considera «sin duda, el mejor jugador del mundo».

«Con él, París puede conseguir todo lo que se proponga, es la pieza que nos faltaba», dijo a Efe Souza.

En el metro, camino del estadio, dos amigos intercambiaban una sonrisa cómplice sin palabras. Sentado junto a ellos, un joven lucía la elástica con el 10 de Neymar, el bien más preciado estos días entre los fans del PSG.

Más de 10.000 camisetas se vendieron sólo en la jornada del viernes, anunció el club. Los 222 millones de euros que pagaron los parisinos por la cláusula de rescisión de Neymar comienzan a dar rédito.

El DJ Martin Solveig puso música a la espera del gran momento, que llegó pasadas las 16.00 (14.00 GMT), cuando, en medio del rugido de las gradas ya casi llenas, apareció el delantero al que el PSG se encomienda para tratar de conseguir la Liga de Campeones.

«Merci», dijo Neymar en francés, antes de continuar en la lengua de Molière y Voltaire: «Paris est magique. Ici c'est Paris!» ("Paris es mágico. ¡Esto es París!"), el grito de guerra por antonomasia de su nueva afición.

Después, unos toques al balón y una vuelta olímpica por el estadio para sentir de cerca el calor de la hinchada -que por una vez se contagió de la alegría reinante- culminaron una presentación a la altura del fichaje más caro de la historia.

Desde la tribuna, Neymar pudo ver cómo sus nuevos compañeros derrotaban sin brillantez al recién ascendido Amiens, que jugaba el primer partido de su historia en la Ligue 1.

Con un salto y los brazos en alto, Neymar celebró los goles que dieron el triunfo a su nuevo equipo.

Pero todavía tendrá trabajo por delante para que el equipo se empape de la samba que este sábado impregnó su presentación.