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El socio del FC Barcelona ha avalado por mayoría clara que el club emprenda el megaproyecto de reforma del Camp Nou, así como la construcción de un nuevo Palau Blaugrana, entre otras grandes obras, propuesta que ha contado con el respaldo de 27.161 votos, lo que representa un 72,36% sobre los 118.578 socios que estaban convocados para votar en el referendo.

A pesar de la contundencia del voto favorable en un referendo que arrancó a las 9:00 horas y finalizó a las 21:00, la participación ha estado muy por debajo de las expectativas del club catalán, que se marcó como objetivo alcanzar las cifras de las elecciones de 2010 (un 48,1%; 57.088 votos), aunque finalmente las rebajaron al 40%, que también se ha quedado como un techo muy alto.

El voto negativo para la gran obra que se ha propuesto emprender la junta de Josep Maria Bartomeu, aunque como él ha insistido, el promotor de la idea fue el expresidente Sandro Rosell, sólo ha contado con el respaldo de 9.589 (25'55%). Hubo 751 votos en blanco (2%) y 34 nulos (0'09%).

Con este aval de votos, a pesar de que sólo han acudido a las urnas un tercio de los socios que tenían derecho a voto, la junta que preside Josep Maria Bartomeu recoge el testigo para impulsar la remodelación a fondo del Camp Nou, cuyas obras, si se cumplen los plazos establecidos por la directiva, se pondrán en marcha en 2017 y deberán concluir en 2021, cuando el nuevo recinto tendrá una capacidad para 105.000 seguidores y estará completamente cubierto.

Para llevar a cabo esta obra, el Barcelona gastará 600 millones de euros, de los cuales 420 irán destinados al Camp Nou, mientras que 90 serán para construir en nuevo Palau Blaugrana, que se levantará justo donde ahora se encuentra el Miniestadi y éste se trasladará a la Ciudad Deportiva, en la localidad de Sant Joan Despí.

El resto de la inversión serán 40 millones para 5.000 plazas de aparcamiento y movilidad, 30 para el 'Espacio Barça' y el resto (20) para la construcción del nuevo Miniestadi y para obras de urbanización.

Los trámites del megaproyecto los impulsará la actual directiva, que tiene mandato hasta 2016, pero en el caso de que no sea reelegida, la siguiente junta quedaría condicionada con un proyecto económico que, según los actuales gestores, es viable.

De hecho, el Barcelona espera financiar la obra de 600 millones de euros con tres partidas de igual cuantía: 200 millones pretende recaudarlos de la venta de los derechos del nombre del Camp Nou para los próximos veinte años.

Así, el nombre del patrocinador que se una a la denominación del campo, irá detrás de Camp Nou.

La segunda partida, también de 200 millones de euros, deberá surgir de la explotación de las nuevas instalaciones. El Barça espera recaudar unos 35 millones por temporada, muy superiores a los 12 que factura ahora.

Finalmente, los últimos 200 millones de euros procederán de un crédito sindicado que el Barcelona negociará para que sea efectivo en la temporada 2019-20, dos años después de que las obras ya estén en marcha. La proyección es liquidar este crédito sindicado a final de la temporada 2023-24.

A pesar del testigo que entrega el socio a la actual junta, ha habido muchas voces críticas en el barcelonismo, que han puesto el acento en las dudas acerca de la viabilidad del proyecto, después de que muchos de los actuales directivos ya criticasen en su día la idea expresada por la anterior junta, presidida por Joan Laporta, quien apostó por una remodelación impulsada por el arquitecto Norman Foster, que estaba presupuestada en 250 millones de euros, que fue tachada de "faraónica" por Rosell y también Bartomeu, entre otros.

La junta directiva de Bartomeu inicia un largo camino hacia el nuevo Camp Nou, cuya primera actuación arrancará en 2017 y finalizará en 2021, lo que afectará el día a día del club durante casi cuatro temporadas, hecho que implicará que muchos socios vean alterada su relación con la entidad, concretamente cuando tengan que asistir al campo, ya que muchos de ellos deberán ser reubicados.