El delantero brasileño del Atlético de Madrid Diego Costa (d) protege el balón ante Arbeloa y el portugués "Pepe" (i). | Efe

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Real Madrid 0 - 1 Atlético de Madrid

Real Madrid: Diego López; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Coentrao; Khedira, Illarramendi (Modric, m.46); Di María (Bale, m.46), Isco (Morata, m.73), Cristiano Ronaldo; y Benzema.

Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Arda (Cristian Rodríguez, m.89), Tiago, Gabi, Koke; Diego Costa (Baptistao, m.85) y Villa (Raúl García, m.87).

Goles: 0-1, m.11: Diego Costa.

Árbitro: Mateu Lahoz (colegio valenciano). Amonestó a Coentrao (40), Ramos (67), Arbeloa (77) y Pepe (80) por el Real Madrid; y a Arda (38), Koke (43), Diego Costa (48), Filipe (61) por el Atlético.

Diego Costa, autor del gol del triunfo y de un partidazo que trajo de cabeza a todo el Real Madrid, destrozó la estadística de catorce años sin ganar del Atlético de Madrid en un derbi madrileño en Liga y lo hizo con un excelente planteamiento de Diego Pablo Simeone, que no tuvo respuesta de un rival a medio hacer.

Simeone dio un recital de entrenador en el Santiago Bernabéu. Magistral en su estudio del rival, en su planteamiento y la mentalidad ganadora que ha inculcado al Atlético de Madrid. Explotó los defectos de un Real Madrid en construcción. A mitad de camino en la definición de cualquier estilo que no sea basarse en sus individualidades.

Sin espacios para correr brotó la desesperación madridista. Anticipación a Isco. Ayudas defensivas contra Cristiano Ronaldo. Reducción de espacios por el centro que obligase a jugar por bandas. El fútbol del Real Madrid acabó reducido a las carreras y continuos centros de Di María en la primera parte y a la heroica en la segunda. Simeone sabía donde dañaba al rival.

El Atlético de Madrid mostró de inicio lo que significa la palabra equipo. Todos a una para salir airoso de los primeros minutos de arreón madridista empujado por el ambiente. El crecimiento del equipo con Simeone no tiene techo. Muestra su personalidad en cualquier estadio. Mira a los ojos a los dos grandes, para olvidar presupuestos y recortar distancias con fútbol.

Superadas las embestidas iniciales sin llegadas del Real Madrid, fue el momento de mostrar personalidad. La barrera rojiblanca en la medular era insuperable. Tiago además daba buena salida, Gabi peleaba todo y Koke dio un recital. Luchó como un guerrero más y le sumó una calidad técnica que desequilibró.

El derbi se rompió por un grave error de Di María y por la brillantez de Koke. El argentino quiso sacar una de esos contraataques letales y se vio frenado en seco por Filipe Luis. El balón cayó a Koke que inventó el pase al espacio para dejar solo a Diego Costa. El brasileño definió con sencillez, de derecha abajo ante la salida de Diego López.

El plan de Simeone se cumplía a los once minutos. Era el primer tiro a puerta del partido y Costa explotaba el momento más dulce de su carrera. Su guerra con Pepe y Sergio Ramos, con cuentas pendientes, era esperada. Le sumó nuevos enemigos. Ha desarrollado la capacidad de encrespar a sus rivales pero controlar impulsos que antes le costaban caros. Ahora se desquita con goles decisivos.

El Bernabéu se impacientaba. Su equipo no jugaba a nada. La apuesta de Carlo Ancelotti por dos medio centros del perfil Khedira e 'Illarra' no abasteció de fútbol al resto. La pelota no llegaba con claridad arriba y Cristiano se impacientaba. A los 21 minutos ejecutó su primer intentó en un balón a 30 metros de la portería que mandó a las nubes. Con la ansiedad del que no está cómodo. Siempre rodeado por tres rivales cuando recibía, anulado el principal surtidor del ataque blanco.

El Real Madrid necesitaba a Isco entre líneas y añoraba a Mesut Özil. El alemán cambiaba el sentido del juego cuando entraba en acción. Nadie asumió ese papel y el único remate a puerta del primer acto llegó de un centro de Di María y un testarazo en carrera de Benzema que no atajó de primera Courtois. Juanfran evitó el tanto.

La primera parte se marchó entre gestos de calidad de Koke, en un pase de exterior a Villa y poniendo a balón parado la opción de marcar el segundo a Godín primero y posteriormente a Tiago que remató a placer arriba un saque de esquina. Y la particular batalla de Diego Costa contra el mundo.

El balón parado era un punto donde dañar al Real Madrid. Gabi tuvo otra. Diego López sacó su cabezazo abajo y se encontró un golpe de Diego Costa que respondió. Un nuevo pique que sumar al de Arbeloa, que pisó la tibia del brasileño involuntariamente y le hizo una herida.

Ancelotti necesitaba revolucionar su equipo. Nada funcionaba en el Real Madrid. Apeló a Luka Modric, por Illarramendi, y su equipo tuvo algo más de personalidad y ritmo con el balón; y al estreno en el Bernabéu de Gareth Bale. Velocidad contra el orden del Atlético.

El empuje blanco obligó a retrasar unos metros a su rival. Era el momento de defender fuerte, esperar y buscar la sentencia con contraataques que buscasen a Diego Costa. Así pudo sentenciar el duelo. A los 51 minutos un balón a espalda de los centrales, lo mató el brasileño con un gran control y Pepe salvó su disparo con la plancha. Diez minutos después un mano a mano con Diego López lo sacó con las piernas el portero.

La lucha marcaba el partido. Cada balón parecía el último y sin ocasiones claras para el Real Madrid, su afición confiaba en alguna acción individual. Así llegó el disparo arriba de Cristiano de una falta en la frontal y un chut potente que sacó como pudo Courtois. Y Bale, generoso en el esfuerzo pero aún desacoplado, probó al belga con un disparo escorado.

Los primeros pitos de la 'era Ancelotti' al técnico llegaron pronto. Nadie entendió la sustitución de Isco, cuando más entonado estaba. Pero salió Morata que estuvo en todas las acciones del final. Pudo empatar el Real Madrid en el empuje final tras ver como el travesaño impedía poner el broche de oro a Koke a su partido. Recortó con la diestra y buscó la escuadra con la zurda.

Un remate en tijera de Morata, otro al lateral de la red y un exceso de confianza de Courtois que le pudo costar caro cuando Bale casi marca al presionar, cerraron un partido de impotencia madridista y máxima felicidad atlética. Se refuerza la candidatura al título bajo la batuta de Simeone mientras que el Real Madrid ve como se van sus dos rivales mientras intenta definir un estilo.