El jugador del F.C. Barcelona, Lionel Messi, celebra su segundo gol ante el Zaragoza. | Reuters

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Zaragoza 0 - 2 F.C. Barcelona


Zaragoza: Doblas; Diogo, Jarosik, Lanzaro, Contini (Jorge López, min.61), Obradovic; Gabi, Ponzio, Ander Herrera (Marco Pérez, min.61); Braulio y Lafita (Boutahar, min.76).

F.C. Barcelona: Valdés; Puyol, Piqué, Abidal; Alves, Busquets (Mascherano, min.87), Keita, Messi; Pedro (Bojan, min.73), Villa e Iniesta (Thiago, min.71).

Goles: 0-1. min.42. Messi; 0-2. min.66. Messi.

Àrbitro: Pérez Lasa, del Comité Vasco. Expulsó, con tarjeta roja directa al zaragocista Ponzio (min.47) y al segundo entrenador, Nayim (min.85). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Lanzaro, Gabi, Lafita, Braulio y Ponzio y al visitante Piqué.


El Barcelona derrotó al colista, Real Zaragoza, en un partido cómodo y en el que no le dio opciones gracias a dos goles de Leo Messi y en el que el equipo catalán se vio beneficiado por la expulsión del zaragocista Leo Ponzio a poco de comenzado el segundo periodo.

Al conjunto catalán le costó 42 minutos ponerse por delante en el marcador ante un rival disciplinado y que trabajó con la líneas muy juntas pero que apenas creó peligro en todo el encuentro.

El técnico zaragocista, José Aurelio Gay, ante la sangría de goles que sufría su equipo optó por intentar fortalecer su defensa colocando hasta cinco efectivos.

El objetivo era frenar los pases interiores del conjunto catalán que jugó sin prisa, manejando el balón ante un Real Zaragoza que corría permanentemente detrás del esférico y al que le sostenía su fe en el empate inicial y que en los primeros minutos el conjunto de Pep Guardiola no conseguía engarzar jugadas que acabaran en remates peligrosos.

De hecho, fue el Zaragoza el que tuvo la primera oportunidad clara del partido, en el minuto 19 por medio de «Braulio» Nóbrega, al que un magnífico pase de Angel Lafita dejó solo ante Víctor Valdés, pero el delantero le pegó mal al balón y facilitó al cancerbero la parada.

El Real Zaragoza se mostró ordenado y no perdió el sitio evitando las entradas de su rival por el centro a costa de que su posesión de balón fuera prácticamente nula.

Sin embargo, mediado este periodo, y en un par de desajustes defensivos, el equipo azulgrana tuvo la opción de adelantarse, pero primero «Pedro» Rodríguez y luego Dani Alves enviaron el balón fuera.

Cuando la primera mitad caminaba hacia su final un gran movimiento de Villa en un contragolpe consiguió sacar de zona a la parte central de la defensa local y dar un pase a Leo Messi al que dejó solo ante Toni Doblas, al que el argentino batió por bajo.

Si para el equipo maño las cosas estaban complicadas la puntilla fue la expulsión de Ponzio a los dos minutos de la segunda mitad, lo que provocó que, con el marcador a favor y con un efectivo más, el equipo azulgrana de dedicara a tocar y tocar para no cansarse.

El Real Zaragoza era un convidado de piedra en su propio estadio donde seguía corriendo en busca de un sueño imposible, robar el balón, mientras su rival sólo esperaba que madurara la oportunidad para redondear la cuenta.

Lo hizo de nuevo Messi en el minuto 66, de disparo raso y al aprovechar un rechace, frente a un rival que aunque no se rendía y tiraba de orgullo ante su afición, tenía muy asumido que el sueño pasaba por no encajar ningún gol, y esa opción hacía muchos minutos que había caducado.