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FERNANDO FERNÀNDEZ No era ni un apagón ni un equipo cualquiera lo que en la tarde de ayer paralizó la actividad de Son Sant Joan. El Fútbol Club Barcelona con mayor acento mallorquín de la historia aterrizaba en nuestra isla, y la importante colonia culé de Mallorca no quería perder la oportunidad de saludar o hacerse una fotografía con sus héroes catódicos.

El retraso en la llegada de la expedición desde la Ciudad Condal provocó que el número de aficionados y curiosos agolpados en la terminal de llegadas fuera creciendo a medida que la parafernalia que siempre envuelve a los grandes iba tomando fuerza. Poco más de medio centenar de seguidores se acercaron hasta el aeropuerto palmesano, rompiendo todos los cordones de seguridad establecidos al efecto. Y es que el Barça es el Barça y no todos los días transita por estos lares. Algunos miembros de la plantilla se dirigieron directamente hacia el autocar, estacionado al efecto en una zona restringida.

Pese a las medidas cautelares, allí fue donde Llorenç Serra Ferrer, acompañado del otro mallorquín del cuerpo técnico catalán, Pep Alomar, comenzó a saludar a viejos amigos y aficionados que no olvidan la impronta dejada por el pobler en su tierra. Amable con los que a él se acercaban e hicieron eterno su tránsito hacia la cinta, Serra Ferrer siempre tuvo un instante para plasmar su firma en balones, fotos y papeles varios, y nunca hizo caso omiso de los comentarios lanzados al aire de la terminal.

Los Rivaldo, Sergi, Cocu, De la Peña, Alfonso y compañía hicieron las delicias de los futboleros hasta allá llegados, soportando con estoicidad las atosigantes, en algunos casos, muestras de cariño. La novedad en la lista era el francés Emmanuel Petit. El poderoso futbolista galo fue uno de los más solicitados y se saltó a la torera las barreras lingüísticas, bromenando en algunas ocasiones con los cazaautógrafos de turno.