Imagen de Luis Enrique durante un reciente entrenamiento. | Rodrigo Jiménez

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La Eurocopa encara su recta final en Wembley, templo del fútbol continental al que llegan España y Dinamarca gracias a su capacidad de resiliencia como retadores de dos selecciones como Italia e Inglaterra que se han ganado por derecho propio el cartel de favoritos para disputar la final.

El equipo de Luis Enrique Martínez se levantó después del mazazo que supuso el positivo por covid-19 de su capitán, Sergio Busquets, y de un inicio un tanto dubitativo con los empates frente a Suecia y Polonia, para ganarse el pase a octavos con una goleada ante Eslovaquia después incluso de malograr un penalti.

También eludió el KO en octavos ante Croacia tras un grave error de Unai Simón y la reacción del conjunto balcánico, que igualó un 3-1 en los últimos minutos. El guardameta fue clave después para evitar la derrota y España volvió a elevar a cinco su casillero anotador, hecho inaudito en la historia de la Eurocopa. No conforme con ello, demostró su personalidad el arquero vasco en la tanda de penaltis ante Suiza en cuartos.

Entre los vaticinios previos a la Eurocopa, Italia e Inglaterra figuraban en el grupo de retadores a la todopoderosa Francia, gran favorita, y Portugal, defensora del título continental. No han fallado. A contrario, han confirmado a lo grande los pronósticos.

Trayectoria

La Italia de Roberto Mancini ha extendido a 33 su magnífica racha de partidos sin perder. De hecho, es la única selección del torneo que ha ganado sus cinco partidos. Turquía, Suiza y Gales claudicaron en la fase de grupos ante los azzurri, que no lo pasaron bien contra Austria -necesitaron la prórroga- y se deshicieron de otra de las grandes aspirantes, Bélgica, en cuartos.

La semifinal ante España es un clásico del fútbol continental. Se enfrentarán en una Eurocopa por cuarta vez consecutiva. La Roja ganó en los penaltis de cuartos en 2008 y en la final de Kiev en 2012, y la ‘azzurra’ en los octavos de 2016.

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Tanto Roberto Mancini como Luis Enrique disponen de dos equipos absolutamente renovados, de presente y de futuro. Cada uno con su estilo. La intensidad, el dinamismo, casi frenético, del italiano, contra el 4-3-3 del español en el que prima el fútbol combinativo y la presión rápida tras la pérdida de la pelota.

España, no obstante, necesita encontrar autoridad atrás, fluidez en su juego y pegada en el área rival, la que le ha faltado en tres de los cinco partidos disputados, sin olvidar la recuperación física tras disputar dos prórrogas.

Aún así, lidera muchas de las estadísticas ofensivas. Amparada en las dos goleadas sobre Eslovaquia y Croacia, España es la que más tantos ha marcado en el torneo, doce, uno más que Italia y Dinamarca, es la que más porcentaje de posesión tiene (67%), la que más ha atacado (365), más pases ha completado (87,4%) y la segunda que más ha disparado (95) tras Italia (101).

En la segunda semifinal, Inglaterra y Dinamarca se verán por segunda vez en una Eurocopa. El único precedente entre ambos equipos se remonta al primer encuentro de la increíble andadura danesa en 1992, que acabó con empate a cero en Malmoe.

Diez años después Inglaterra ganó por 3-0 en los octavos del Mundial de Corea/Japón 2002 en Niigata y en los últimos tiempos ambos equipos volvieron a empatar a cero en Copenhague en la Liga de Naciones en septiembre de 2020 y los daneses se llevaron la victoria de Wembley (0-1) con un tanto de penalti de Christian Eriksen. Todo un aviso a navegantes.

Para Southgate la gran noticia de los dos últimos cruces es la ‘aparición’ de su gran figura, Harry Kane, que se estrenó contra Alemania y logró un doblete en la goleada a Ucrania. Sostenida por un sistema de contención solvente y por el acierto de Sterling, Inglaterra encontró por fin un resultado contundente gracias a su capitán. Ahora deberá convivir con una presión muy superior a la de su rival, menos ‘obligado’ y que con su juego alegre, su dinamismo y su 3-5-2, acude dispuestos a asaltar de nuevo Wembley y a emular la gran gesta de 1992.

Jannik Vestergaard, Simon Kjaer y Andreas Christensen forman un trío de centrales solventes; Thomas Delaney y Hojbjerg manejan el equipo en la medular; Joakim Maehle es un puñal adaptado a la banda izquierda; el joven Mikkel Damsgaard es puro desequilibrio; Martin Braithwaite es indiscutible con su trabajo en el ataque; y Kasper Dolberg se vuelve a parecer a aquel jugador que casi de niño apuntaba a figura, sin olvidar a Yussuf Poulsen, recuperado de sus problemas físicos.