El equipo rector de la Procampo, con su máximo responsable, Fernando Miró, ayer, durante la reunión en el salón de actos de la ONCE.

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El futuro del Estadi Balear se encalla y entra en una fase de punto muerto peligrosa para el porvenir de la instalación de la vía de cintura. La junta extraordinaria de la Procampo celebrada ayer en el salón de actos de la ONCE sembró más dudas sobre el problema que rodea al recinto, más cuando tras los esfuerzos de Fernando Miró y su equipo, sólo se llegaron a reunir unos 300 títulos o acciones representados, sobre los 2.000 existentes.

Pese a este inconveniente, la Procampo presentó su propuesta para la reforma del Estadi, consistente en la rehabilitación de la Tribuna Cubierta y el derribo de las gradas de Gol y Sol, utilizándose los escombros generados para construir una pequeña grada que rodee el terreno de juego, contándose así con un aforo de unos 10.000 espectadores. El coste ascendería a unos 680.000 euros, aunque reuniendo entre los copropietarios unos 250.000 se podrían comenzar los trabajos, completándose la inversión más adelante con la ayuda de publicidad y otros ingresos externos.

La falta de numerosos títulos y de sus representantes hizo que no pudiera ser votado el proyecto, obra de Nacho Martínez, por lo que la Procampo remite a sus integrantes a un nuevo encuentro en un mes y medio, aproximadamente, tiempo en el que Miró y su equipo de trabajo intentarán reunir al mayor número posible de accionistas o propietarios de títulos con el fin de encontrar una solución que evite el derribo del feudo blanquiazul, precintado desde hace meses por Cort y que ha obligado al Atlètic Balears a buscar soluciones alternativas en Palma, Magaluf o Binissalem.