Jaume A. Munar posa junto a un monumento a Rod Laver, a la entrada de las instalaciones.

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No pudo ser. El joven de 16 años Jaume Antoni Munar Clar sucumbió ayer ante los continuos torpedos de su oponente, el australiano Harry Bouchier, por un resultado de 6-3 6-4 en la segunda ronda del torneo junior del Open de Australia. A pesar de esta derrota, Munar Clar calificó la experiencia vivida en un primer grande como «increíble y absolutamente positiva».

Como él mismo reconoció, no fue el mejor partido de su vida. «No empecé jugando muy bien y he ido a remolque durante todo el encuentro. Mi rival se la ha jugado en cada punto y casi siempre le ha salido. No me ha dado ningún ritmo y así es muy difícil», explicaba tras el encuentro.

Jaume Antoni, natural de Santanyí, comenzó a jugar a tenis a los 8 años en el club ses Puntetes. «Tenía un amigo que le gustaba mucho el tenis pero no tenía con quién jugar. Yo sólo jugaba a fútbol pero lo probé y me gustó». Tras estos inicios, Jaume Antoni se integró en Global, donde se entrenó con Jofre Porta y Angel Inocencio. «Aquí fue donde conseguí una gran base», comenta el jugador, que pertenece a la empresa de Rafael Nadal y Carlos Costa.

Posteriormente perfeccionó sus conocimientos en la Escola Balear de l'Esport (EBE) bajo la dirección de Rubén Román y Joan Bosch y desde septiembre está en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona (CAR), donde compagina el deporte con sus estudios. «En el último curso saqué 8'7 de media», explica no sin cierto orgullo.

El joven se define tenísticamente cono un «guerrero, con un juego equilibrado de fondo. No tengo ningún golpe que destaque pero tampoco tengo ninguno que sea un desastre». Munar, que tuvo la oportunidad de entrenar junto a Rafael Nadal hace tres días, no tiene un ídolo claro. «Me gustan jugadores como Nadal, Ferrer o Djokovic, que aparte de su calidad innata, son unos grandes trabajadores con una mentalidad muy fuerte».

En cuanto al torneo, no descartaría que el suizo Wawrinka diera la sorpresa y derrotara a Djokovic en los cuartos de final, aunque reconoce que el serbio y Nadal «están como mínimo un peldaño por encima del resto».

De su experiencia en Australia, Jaume Antoni destaca la forma de vida y el comportamiento de los australianos. «Aquí la gente es feliz». El joven llegó a Australia acompañado por Moisés Pozo y por Pedro Martínez Portero, su compañero de dobles. Antes de Melbourne, jugó otro torneo donde alcanzó las semifinales. «Llevaba el partido encarrilado pero me mareé porque hacía 46 grados y acabé perdiendo».

Sus padres se quedaron en Mallorca. «Mi madre es profesora y tenía que trabajar. Mi padre podría haber venido, pero es que esto está muy lejos», explica mientras expresa sus deseos de regresar. «Tengo muchas ganas de volver a Mallorca, no tanto a Barcelona», concluye.