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David Bustos, Diego Ruiz y Álvaro Rodríguez sucumbieron en la primera ronda de 1.500 y por primera vez desde Seúl'88 España no tendrá representación ni siquiera en semifinales de una prueba en la que Fermín Cacho llegó a ser campeón olímpico en Barcelona, ahora hace veinte años.

Pocas veces el 1.500 había ofrecido tan pocas esperanzas al atletismo español como en estos Juegos. El balear David Bustos consideraba cumplido su objetivo del año con el bronce en los Europeos de Helsinki; Álvaro Rodríguez llegaba con los malos recuerdos de su eliminación en los continentales, y Diego Ruiz precedido de una larga serie de fracasos en grandes campeonatos.

En la primera serie, Rodríguez, que ha bajado tres veces de 3:35 este año, tuvo que abrirse paso en el primer 400 y correr por fuera el segundo giro para colocarse cuarto en el penúltimo paso por meta, pero sucumbió en el último 200 y acabó duodécimo con 3:41.54. El vencedor, el argelino Taoufik Makhloufi, acreditó 3:35.15.

Bustos partió en la segunda y, a diferencia de Rodríguez, prefirió estar en posiciones avanzadas desde la salida. La carrera discurría más lenta que la primera, con el grupo compacto. Bustos marchaba octavo, encerrado, al toque de campana, y no pasó de ahí en la recta. Su marca de 3:41.34 le dejaba inexorablemente fuera.

Diego Ruiz compitió en la tercera serie, con la ventaja de saber el tiempo necesario para conseguir una de las seis plazas de repesca si las fuerzas no daban para terminar entre los seis primeros.

El burgalés salió atrás y por dentro, guardando fuerzas para la última vuelta, en la que llegó a situarse tercero antes de clavar en los últimos 50 metros y ceder por una centésima al alemán Carsten Langen el sexto puesto y con él la plaza en semifinales. Terminó séptimo con 3:41.52. Tumbado en la pista, se tiraba de los pelos.