El tenista manacorí, que está en Wimbledon disputando el Grand Slam, envió un video de felicitación a la plantilla y los técnicos del C.D. Manacor por su ascenso a la Segunda División B.

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Manacor ha amanecido hoy con su equipo en Segunda B y respirando satisfacción por cumplir un sueño. Por cuarta vez en su historia el conjunto de la capital de Llevant se ha hecho un hueco en la categoría de bronce, donde los manacorins no jugaban desde hace 18 años. Los ecos de la celebración aún retumban en Na Capellera, porque el triunfo por 1-0 sobre el Almansa llegó impregnado de épica. El gol de penalti de Xisco Barbón en el minuto 71 dio forma al éxito de los hombres de Jaume Mut, que remontaron el 2-1 de la ida jugando una hora en inferioridad numérica. Un triunfo y un éxito que graba a fuego en la trayectoria de la entidad los nombres de una plantilla y un cuerpo técnico comprometidos con los colores.

El guión del partido resultó el esperado: el Almansa atrincherado en su parcela e intentando que las manecillas del reloj hicieran su trabajo para dar validez al 2-1 de la ida. El Manacor se hizo con el control territorial y trató de poner cerco a la meta albaceteña, pero se topó con un rival bien plantado que se convirtió en un muro infranqueable. El colegiado echó mano de las cartulinas amarillas para impedir que el partido se le fuera de las manos, ya que la intensidad de cada balón dividido se ajustaba a las urgencias del duelo. En el intercambio de golpes, el local Fer vio la segunda amarilla a la media hora de juego y el sueño del Manacor pareció desvanecerse. Las protestas de Jaume Mut también desencadenaron su expulsión.

Sin embargo, el paso por la caseta, el calor de una grada repleta y volcada y la fe del grupo erradicaron cualquier tipo de pesimismo. El Manacor volvió a crecerse ante la adversidad y un penalti ingenuo de la zaga del Almansa dejó la gloria a once metros. Barbón, que ya ajustició al Mutilvera, no perdonó y marcó el 1-0. Las tornas se cambiaron. Al Almansa le entraron las prisas que tenía el Manacor y los locales sacaron a relucir su oficio. No dejaron opciones y certificaron un ascenso que fue dedicado a Simó.