PALMA. BALONCESTO. ALBA TORRENS, JUGADORA DE BALONCESTO MALLORQUINA. | Fernando Fernández

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El recuerdo de Perugia 93 y las buenas vibraciones que emite la selección española femenina de baloncesto permiten a Alba Torrens soñar con cerrar de la mejor manera posible un curso perfecto. El que se inició con el histórico bronce en el Mundial, siguió con la Supercopa, la Euroliga, el MVP continental y la Liga Femenina en las filas del Perfumerías Avenida, y tuvo continuidad con su salto al Galatasaray turco.

La alero de Binissalem afronta su segundo Europeo (en su debut, en 2009, fue bronce) con el oro como objetivo. Un metal que en esta ocasión vale un billete directo para los Juegos Olímpicos de Londres. Del segundo al quinto, toca bregar por una plaza en el Preolímpico, pero las medallas parecen casi aseguradas para una generación irrepetible. Y en la que Torrens ya es una jugadora decisiva, cuando no han pasado ni tres años desde su irrupción en los Juegos de Pekín.

Las Valdemoro, Aguilar, Palau, Domínguez, Montañana, o las recientemente incorporadas Cindy Lima y Sancho Lyttle, forman con Torrens la columna vertebral de una selección que dirige José Ignacio Hernández, que ha prescindido en esta ocasión de la otra mallorquina potencialmente elegible: Marta Fernández.

El sábado toca estreno ante Alemania, clasificada en la ronda previa de la gran cita de Polonia. Katowice es el epicentro de la actividad de España en la primera fase, en la que aguardan también Montenegro (domingo, 12:30 horas) y las anfitrionas, Polonia (lunes, 18 horas). Tras ello llegarán los cruces con los tres primeros clasificados del grupo D (Croacia, Grecia, Letonia y Francia), como antesala de cuartos.

El rumbo a la fase final de Lodz quedará definido, y con ello, las esperanzas de presea de una selección que no se baja del podio desde 2001. Cuatro bronces y una plata adornan el palmarés de un equipo en el que Torrens es un puntal.

Rusia, República Checa, Francia -vigente campeona-, Bielorrusia o las imprevisibles Serbia y Grecia son los grandes adversarios de España en la caza de un título que vale oro. Y que puede acabar de consagrar a una mallorquina universal.