Vicenç Palmer: «Quiero un proyecto sostenible y coherente, no la flor de un día»

El empresario y presidente del Palmer Basket Mallorca asegura que ya piensa en la próxima temporada en Primera FEB y recuerda que la isla está preparada para tener un club en ACB

Vicenç Palmer, presidente del Palmer Basket Mallorca, con el trofeo de campeón de Segunda FEB logrado el pasado fin de semana en la eliminatoria de ascenso contra el Cáceres. | T.Ayuga

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A Vicenç Palmer Estades (Palma, 1977) fue su padre, exjugador y expresidente del CB Molinar, quien le inoculó el veneno del baloncesto. El grupo de empresas de su familia siempre había mantenido una estrecha relación con el deporte y en esos lazos, en su gran mayoría en forma de patrocinios, está el origen del Palmer Basket Mallorca. Un proyecto que nacía en 2022 en Llucmajor, con un equipo en la Liga EBA, y que el pasado fin de semana, en un Palau de Son Moix en llamas, subía a Segunda FEB, la antesala de una ACB que nunca ha calado en Mallorca. Solo unos días después del ascenso, anuncia que la maquinaria de la temporada que viene ya está encendida y que a medio y largo plazo hay motivos para soñar.

¿El gran salto ha llegado antes de lo previsto o ha sido más fácil de lo que esperaban?
—Fácil, en absoluto. El año pasado, durante mucho tiempo, e incluso durante muchos minutos en el último partido estuvimos en la Liga EBA. Esa capacidad de resiliencia, de adaptación y de aprendizaje ayudó a entender qué funcionó mal. No hay estudios para ser un buen presidente. Tienes que rodearte de una serie de cosas y de gente extraordinaria. Desde el primer momento tuvimos claro que había una pieza clave en el engranaje que era el entrenador. Queríamos liderazgo. Para contratar a Marco Justo, más que analizar sabía técnica y tácticamente, que presuponía que sí, me empapé de todas sus ruedas de prensa, lo que me ayudó mucho a entender su filosofía. El año pasado en pretemporada parecíamos los Lakers y luego se lesionó nuestro americano y todo funcionó mal y gestionar la inquietud fue dificilísimo. Este año perdimos varios partidos en pretemporada pero el entrenador tenía muy claro que íbamos a crecer un 1% más al día y poco a poco todo empezó a rodar y la temporada ha evolucionado de diez.

Habla de Marco Justo. ¿Le ha dejado descansar tras el ascenso?
—En el despacho se descansa poco. Siempre le digo que las cosas están para celebrar y desde el sábado, que lo celebramos, ya hemos estado en contacto precisamente para empezar a replantear aspectos claves de la temporada que viene, porque hay un salto más grande de Segunda a Primera que de Primera a ACB. Hay que profesionalizar áreas y crear una estructura sólida para dar cabida a más espónsors y aficionados. Es una gran responsabilidad.

¿En la plantilla habrá muchos cambios?
—Hay jugadores con contrato en vigor y habrá una base que seguirá. Si queremos resultados diferentes tenemos que hacer cambios sí o sí. No por nada, sino porque va con la categoría en la que te desenvuelves. De eso se encargarán la dirección deportiva y el entrenador, que ya están vislumbrando qué tenemos que cambiar para mejorar. Yo distinto dos grandes áreas que hay que segmentar. Una es la de negocio y la otra es la deportiva, y yo puedo aportar mucho más en la primera que en la segunda. Debemos trabajar para que el equipo tenga un envoltorio que atraiga a la gente. Hay mucho por hacer ahí, y esto no para.

¿Se puede soñar con que el baloncesto mallorquín rompa ese techo que no ha superado nunca y tenga un equipo en ACB?
—Nosotros somos muy soñadores y soñamos con los ojos abiertos. Es una condición humana. Yo siempre digo en nuestras presentaciones que la Catedral se construyó en 400 años y que nosotros no tenemos que tardar tanto. De todas formas, sabemos dónde estamos, de dónde venimos y cuáles son nuestras obligaciones. Quiero un proyecto sostenible, que no sea flor de un día, que hagamos las cosas de forma coherente, con cordura, que sepamos dónde estamos. Siempre hablo de la regla de los tercios: la parte institucional, la de los patrocinadores y la de los socios. Con eso tienes que sustentar el 90% del presupuesto. El dinero hay que crearlo. Y necesitamos mucha ayuda a todos los niveles. En el caso del patrocinador, tiene que ser un amigo y si no entiende y vive el proyecto es difícil que lo tengas a largo plazo. Y sin ellos, que te dan ese pulmón, no es sostenible.

Lo de la ACB, ¿es un sueño o un objetivo?
—Cuando un escalador empieza a subir la montaña la cima la tiene clara. Los mallorquines que queremos al baloncesto sabemos que nos ha faltado eso. Menorca lo ha tenido, Canarias tiene dos… También hay que decir que nos ha fallado el factor suerte, como al Prohaci con el Cáceres o al Iberojet en 2019 en Bilbao. Lo que está claro es que la isla quiere baloncesto. A partir de aquí, con proyectos despersonalizados, integradores y con la capacidad que tiene la Isla, el día de mañana, sin duda alguna, puede haber un proyecto en ACB.

¿Cuántas veces había imaginado ver el Palau como estaba el sábado?
—Honestamente, nunca.. Ya no solo por lo lleno que estaba, sino por el ambiente que había. Me invitaron hace poco al Palma Futsal-Barça y le decía a mi mujer y mi hijo: qué chulo, ¿no? Lo que debe ser tener esta energía en el pabellón. Y desde que salimos de Cáceres, anímicamente tocados porque nos pintaron un poco la cara, sabíamos que teníamos que revertirlo y empezar a movernos para que Son Moix ganara el partido de vuelta. Aquello parecía un campo griego. Fue un ambiente único, mágico. Lo disfrutamos muchísimo. Eso es lo que tenemos que conseguir. Ganamos el partido, que era lo importante, y comprobamos que Mallorca quiere baloncesto.

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Hace poco tuvieron un acto con Rudy Fernández. ¿No hay opción de que se implique de alguna manera en el proyecto?
—Ojalá. Ha sido uno de los deportistas más importantes de la historia de Balears y ojalá pudiera hacerlo de alguna manera altruista, desinteresada, de gestión. Es algo que pasa cada vez más. Tenemos muy buena relación con su familia desde hace mucho tiempo porque hemos sido patrocinadores de su campus y ojalá nos ayudara a dar un paso más, a ser como en embajador de un proyecto para llegar a lo más alto. Ya lo hizo Marc Gasol en Girona, por ejemplo. Eso te posiciona en el mapa y sería muy importante.

Ha subido el Palmer y ahora puede hacerlo el Fibwi. ¿Tiene el Mallorca capacidad para dos clubes en una categoría tan alta?
—Pienso que sí. Burgos tiene dos, Canarias otros dos en ACB. La competencia es muy buena cuando se sabe generar correctamente. Este año ya ha habido dos en Segunda y ha ido bien. Y en Primera, si también sube el Sant Antoni y se mantiene el Menorca puede haber hasta cuatro de Balears. Cada uno tiene que mantener su filosofía y darle normalidad.

¿Le felicitó alguien del Fibwi Palma por el ascenso?
—Sí, sí. Me felicitó su presidente, Guillem (Boscana), Jordi Mulet, lo hicieron también en redes… Al final, esto es deporte y si queremos trasladar valores, integración y demás, los primeros que tenemos que hacerlo somos los dirigentes. Los codos, en la pista. Y más allá de la rivalidad deportiva, que es obvia, las relaciones son cordiales. Les deseamos mucha suerte, como al Sant Antoni o al Menorca.

Si hay una final Fibwi-Cáceres, ¿con quién iría?
—Siempre voy con el equipo de Mallorca, aunque Cáceres también tiene un historial y ha luchado mucho. Que gane el mejor.

Con el Mallorca, que tiene una propiedad que ha mantenido una estrecha relación con el baloncesto, no ha habido ninguna posibilidad de colaboración?
—Tenemos abiertas las puertas para todo el mundo. Y si viene algo mejor para que haya un proyecto más ambicioso, Palmer y la familia Palmer no tienen ningún problema en dar un paso al lado. Pero tiene que ser mejor porque no voy a soltar el timón si no hay algo realmente serio detrás. En mi caso, no me cierro a nada.