Memorias de Cáceres

Gabriel Abrines y Guiem Coll. | Emilio Queirolo

Fernando FernándezPalma10/05/22 3:59
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El 10 de mayo de 1992 ha quedado para los anales como una fecha traumática en la historia del baloncesto mallorquín. Ese día, además de perder el tren de la ACB, marcó el principio del fin de un club que marcó una época. La canasta sobre la bocina de Jordi Freixanet (80-79) daba el ascenso al Cáceres, impedía un quinto partido en Son Moix y frustraba una nueva intentona de aquel Prohaci Patronato. Tres décadas después, Ultima Hora  conversa con dos de los protagonistas de aquella eliminatoria. Dos jugadores mallorquines que vivieron las dos caras de la moneda.

Si Gabriel Abrines celebraba el ascenso a la ACB con el Cáceres, Guiem Coll veía cómo se esfumaba otra oportunidad. «Hoy en día, sería imposible imaginarse un ambiente así, con la gente a pie de pista y el pabellón a reventar», explica el primero. Un Abrines que la campaña anterior militó en el Patronato, donde coincidió con Coll, quien recuerda de aquel día «la gran tristeza que supuso... Pero también el ambiente. Saltamos una hora antes a calentar y ya vibraban las paredes», recuerda el carismático base.

Ocasión

De aquel Patronato, Coll destaca «la clase de Heredero, De la Cruz, Mincy... Pero Cáceres era un equipo currante», a lo que añade Abrines que Martín Fariñas, el técnico del ascenso, «nos hizo creer a todos. Sabíamos que si no ganábamos en Son Moix, no subíamos», y lograron igualar la serie tras el triunfo inicial del Prohaci, en un cruce que dejó un 1-3 final.

Jordi Freixanet (4) lanza la canasta definitiva ante la mirada de Guiem Coll, Jiri Okac y Mincy. MÚÑEZ (HOY)

«Era el momento de ese equipo», refiere Coll sobre aquel Patronato, a lo que asiente su compañero y amigo. «El ambiente fue tremendo. En los medios, en la calle, en la pista...», dice el que fuera alero del Cáceres, a lo que apunta Coll: «No salimos del hotel en dos días». Y admite que tiene una espina clavada «porque he subido a ACB con otros equipos, pero no con uno de Palma», una asignatura todavía pendiente para el baloncesto isleño.