Álex Pérez Herrera posa con un balón ante la sede del Regimiento de Transmisiones número 22, en el Acuartelamiento Jaime II de Palma. | Pilar Pellicer

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Su imagen dando instrucciones de pie y pegado a la banda, en los tiempos muertos o a pie de pista en cada entrenamiento se ha convertido en habitual. Pero tras su faceta como entrenador de baloncesto, Álex Pérez Herrera (La Línea de la Concepción, 1975) se ha labrado una brillante carrera dentro de las Fuerzas Armadas. Dos facetas que ha sabido compatibilizar, «gracias en buena medida, ahora mismo, por la ayuda de mis compañeros a la hora de ajustar los turnos» y que le permiten alternar dos de sus grandes pasiones y lo que se ha convertido en su forma de vida.

Formando tándem con Pau Tomàs, Álex Pérez ha dado esta temporada el salto a la LEB Oro con el Palmer Alma Mediterránea Palma. Acompañado por su admirado Pepe Laso, han conseguido situar al equipo en buena disposición (8-6) para pelear por una plaza en la fase de ascenso. «Quedan cuatro partidos decisivos. Con tres, y puede incluso que con dos victorias, nos meteríamos. Pero lo primero es Almansa», refiere sobre el partido del próximo sábado.

Veinte años atrás, al aterrizar en Mallorca (2001), inició esta doble vida a caballo entre el Acuartelamiento Jaime II de Palma y los pabellones. Sant Josep, CTEIB, Bàsquet Pla, Consell y el primer equipo del Imprenta Bahía forman su currículum, iniciado en La Línea, «colaborando con mi tío Pepe, que fue quien me inculcó este deporte en los Salesianos, ahora Unión Linense Baloncesto».

Labor

Actualmente, Álex Pérez posee el rango de brigada del Regimiento de Transmisiones número 22 (RT 22), con sede en Madrid y dividido en diferentes batallones, siendo ellos el destacamento en Balears. «Somos los encargados de dar servicio de telecomunicaciones a los tres Ejércitos en las islas», explica uniformado y en su despacho del Acuartelamiento Jaime II de Palma, de la estructura del Ejército de Tierra (Regimiento de Infantería Palma nº 47).

«Gestionamos un servicio de supervisión de averías y nos desplazamos a cualquier lugar del archipiélago si es preciso. Si no tenemos incidencias, realizamos actividades deportivas y de mantenimiento o labores administrativas», añade el brigada Pérez Herrera, quien a su llegada a Mallorca, su primer destino, cubrió sus etapas como sargento y sargento primero, hasta 2012. El siguiente escalafón será el de subteniente, «pero me quedan tres o cuatro años».

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Recuerda sus inicios en las Fuerzas Armadas con cariño. Sin antecedentes familiares, «en 1993 ibas a hacer la mili o eras militar como empleo. Y esto último me llamó la atención. Ingresé como soldado y fui a la academia a Alicante y a Córdoba, ascendiendo a Cabo. Después pasé por San Roque y Sevilla», relata uno de los técnicos de una de las grandes sensaciones de la LEB Oro.

«Más tarde pasé a la academia de suboficiales, en Lleida, y hice la especialidad en Calatayud, me destinaron a Mallorca en 2011. Vine con la idea de estar un año y volver a Andalucía, pero ya ves...», refiere Pérez, quien remarca que «el Ejército me ha aportado disciplina, humildad, constancia y educación en unos valores que se reflejan en el trabajo en equipo».

Enseñanzas

Recuerda especialmente Álex Pérez su participación en misiones internacionales en Bosnia, Kosovo o Afganistán, y una de las experiencias durante esta última confiesa que la usó «como charla motivacional en Granada». Su rango impactó a los jugadores de inicio, pero «ya se han acostumbrado. Eso sí, tendrías que ver alguna cara cuando me vieron de uniforme pasando una PCR...», comenta.

Y valora, además del apoyo de sus mandos y compañeros para compaginar ambas labores, «las felicitaciones cuando las cosas van bien y los ánimos cuando se pierde. Me conocen, saben de mi relación con Pepe Laso y que es mi pasión. Incluso algunos han venido a vernos. Y volverán...», asegura Álex Pérez, el brigada de la LEB Oro.

Misiones en Bosnia, Afganistán y Kosovo

La dilatada experiencia en el Ejército de Tierra de Álex Pérez Herrera vivió tres periodos que le marcaron al participar dentro de los operativos conjuntos con la OTAN y la ONU que se desarrollaron en enclaves como Bosnia (1994 y con apenas 19 años), Kosovo (2008) y Afganistán (2010). En los dos primeros desarrolló labores dentro de la infantería y como especialista en transmisiones y su logística, mientras que en la última (imágenes superiores) se encargó de formar al ejército de aquel país.